31/7/10

Algunas de las muchas Razones que justifican la férrea Defensa de la Vida en este Blog

Algunas de las muchas Razones que justifican

la férrea Defensa de la Vida en este Blog


Sábado 31 de Julio del 2010, Año Santo Jubilar Mariano


Mi querido Sacerdocio Real: ¡ Paz y Bien ! La Noticia anterior de la Asociación Not Dead Yet y las que siguen sobre Andrea Bocelli, no dejan de maravillarme sobremanera por la gran Defensa de la Vida que conllevan. Precisamente en este Blog, Ustedes y yo hemos procurado con singular énfasis, que ondee muy en alto la bandera de la Vida, basándonos entre muchas otras justificadas Razones, en éstas:


«Todo delito contra la Vida es un atentado contra la Paz, especialmente si hace mella en la conducta del Pueblo, tal como está ocurriendo frecuentemente hoy, con horrible y a veces legal facilidad, con la supresión de la Vida naciente, con el aborto. (...) La supresión de una vida naciente, o ya dada a luz, viola ante todo el principio moral sacrosanto, al que debe hacer siempre referencia la concepción de la existencia humana: la Vida humana es sagrada desde el primer momento de su concepción y hasta el último instante de su supervivencia natural en el tiempo. Es sagrada: ¿qué quiere decir esto? Quiere decir que queda excluida de cualquier arbitrario poder supresor, que es intocable, digna de todo respeto, de todo cuidado, de cualquier debido sacrificio. Para quien cree en Dios es espontáneo, es debido por ley religiosa trascendente; e incluso para quien no tiene esta suerte de admitir la mano de Dios protectora y desagraviadora de todo ser humano, es y debe ser intuitivo en virtud de la dignidad humana este sentido de lo sacro, es decir, de lo intocable, de lo inviolable, propio de una existencia humana viva. Lo saben, lo sienten aquellos que han tenido la desventura, la culpa implacable, el remordimiento siempre renaciente de haber suprimido voluntariamente una Vida; la voz de la sangre inocente grita en el corazón de la persona homicida con desgarradora insistencia: la Paz interior no es posible por vía de sofismas egoístas. (...) Si queremos que el orden social creciente se asiente sobre principios intocables, no lo ofendamos en el corazón de su esencial sistema: el respeto a la vida humana. También en este sentido Paz y Vida son solidarias en la base del orden y de la civilización» (cf. Su Santidad Pablo VI, Mensaje de Su Santidad Pablo VI para la Celebración de la X Jornada de la Paz: SI QUIERES LA PAZ, DEFIENDE LA VIDA, Sábado1 de Enero de 1977).


«Por tanto, las leyes que autorizan y favorecen el aborto y la eutanasia se oponen radicalmente no sólo al bien del individuo, sino también al bien común y, por consiguiente, están privadas totalmente de auténtica validez jurídica. En efecto, la negación del derecho a la vida, precisamente porque lleva a eliminar la persona en cuyo servicio tiene la sociedad su razón de existir, es lo que se contrapone más directa e irreparablemente a la posibilidad de realizar el bien común. De esto se sigue que, cuando una ley civil legitima el aborto o la eutanasia deja de ser, por ello mismo, una verdadera ley civil moralmente vinculante. Así pues, el aborto y la eutanasia son crímenes que ninguna ley humana puede pretender legitimar. Leyes de este tipo no sólo no crean ninguna obligación de conciencia, sino que, por el contrario, establecen una grave y precisa obligación de oponerse a ellas mediante la objeción de conciencia» (cf. Su Santidad Juan Pablo II, Encíclica Evangelium Vitae, 25 de Marzo de 1995, Nºs. 72–73).


«Se nos pide amar y respetar la Vida de cada hombre y de cada mujer y trabajar con constancia y valor, para que se instaure finalmente en nuestro tiempo, marcado por tantos signos de muerte, una cultura nueva de la Vida, fruto de la cultura de la Verdad y del Amor» (cf. Su Santidad Juan Pablo II, Encíclica Evangelium Vitae, 25 de Marzo de 1995, Nº 77).


«Toda Vida humana, desde el momento de la concepción hasta la muerte, es sagrada, pues la persona humana ha sido amada por sí misma a imagen y semejanza del Dios Vivo y Santo» (Su Santidad Juan Pablo II, Catecismo de la Iglesia Católica, 1997, Nº 2319).


«¿Qué prohíbe el Quinto Mandamiento? El Quinto Mandamiento prohíbe, como gravemente contrarios a la ley moral: 1) El homicidio directo y voluntario y la cooperación al mismo. 2) El aborto directo, querido como fin o como medio, así como la cooperación al mismo, bajo pena de excomunión, porque el ser humano, desde el instante de su concepción, ha de ser respetado y protegido de modo absoluto en su integridad. 3) La eutanasia directa, que consiste en poner término, con una acción o una omisión de lo necesario, a la Vida de las personas discapacitadas, gravemente enfermas o próximas a la muerte. 4) El suicidio y la cooperación voluntaria al mismo, en cuanto es una ofensa grave al Justo Amor de Dios, de sí mismo y del prójimo; por lo que se refiere a la responsabilidad, ésta puede quedar agravada en razón del escándalo o atenuada por particulares trastornos psíquicos o graves temores» (Su Santidad Benedicto XVI, Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 2005, Nº 470).


«Pues Dios, Señor de la Vida, ha confiado a los hombres la insigne Misión de conservar la Vida, Misión que ha de llevarse a cabo de modo digno del hombre. Por tanto, la Vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables» (cf. Constitución Pastoral Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo actual, Concilio Vaticano II, 7 de Diciembre de 1965, Nº 51).


«La Vida de todo ser humano ha de ser respetada de modo absoluto desde el momento mismo de la concepción, porque el hombre es la única criatura en la Tierra que Dios ha "querido por sí misma", y el alma espiritual de cada hombre es "inmediatamente creada" por Dios; todo su ser lleva grabada la Imagen del Creador. La Vida humana es sagrada porque desde su inicio comporta "la acción creadora de Dios" y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su Único Fin. Sólo Dios es Señor de la Vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente» (cf. Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto, Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), Instrucción Donum Vitae sobre el Respeto de la Vida Humana Naciente y la Dignidad de la Procreación, 22 de Febrero de 1987, Introducción 5).


«A cada ser humano, desde la concepción hasta la muerte natural, se le debe reconocer la dignidad de persona. Este principio fundamental, que expresa un gran “sí” a la Vida humana, debe ocupar un lugar central en la reflexión ética sobre la investigación biomédica, que reviste una importancia siempre mayor en el mundo de hoy» (cf. Cardenal William Joseph Levada, Prefecto, Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), Instrucción Dignitas Personae sobre Algunas Cuestiones de Bioética, 8 de Septiembre del 2008, Nº 1).


«Ahora bien, es necesario reafirmar con toda firmeza que nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente, sea feto o embrión, niño o adulto, anciano, enfermo incurable o agonizante. Nadie además puede pedir este gesto homicida para sí mismo o para otros confiados a su responsabilidad ni puede consentirlo explícita o implícitamente. Ninguna autoridad puede legítimamente imponerlo ni permitirlo. Se trata en efecto de una violación de la Ley Divina, de una ofensa a la dignidad de la persona humana, de un crimen contra la Vida, de un atentado contra la humanidad» (cf. Cardenal Franjo Seper, Prefecto, Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), Declaración Iura et Bona sobre la eutanasia, 5 de Mayo de 1980, Nº II. La eutanasia).


«Porque la Gloria de Dios es el hombre vivo, y la Vida del hombre es la visión de Dios: si ya la revelación de Dios por la creación procuró la Vida a todos los seres que viven en la Tierra, cuánto más la manifestación del Padre por el Verbo procurará la Vida a los que ven a Dios» (San Ireneo, haer. 4, 20, 7).


«Entre muchos de los problemas que tenemos que enfrentar sobre el tema de la Vida, uno de los más difíciles es el aborto; construyendo una Cultura de Vida nosotros debemos tener el coraje de hablar de la Dignidad de la Vida, particularmente la de los niños no nacidos. Dios, en el Libro del Deuteronomio nos dice que Él nos da la Vida para que nosotros y nuestros descendientes tengamos Vida y la tengamos en abundancia. Yo les digo, elijan la Vida, porque la Vida es un Don otorgado, la Vida es un Regalo puro que se nos ha dado… ustedes recibieron el Regalo de la Vida de Dios. Deben pues ser testigos de ese Regalo...» (cf. Monseñor Samuel Aquila Orozco, Tercer Día de Catequesis, XXIII Jornada Mundial de la Juventud, Sydney, Australia, 18 de Julio del 2008).


«Expreso mi profundo reconocimiento a todas las iniciativas sociales y pastorales que tratan de luchar contra los mecanismos socio-económicos y culturales que favorecen el aborto; y también a las que fomentan la defensa de la Vida, así como la reconciliación y atención a las personas heridas por el drama del aborto. Las iniciativas que tienden a salvaguardar los Valores esenciales y primarios de la Vida, desde su concepción, y de la familia, fundada en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer, ayudan a responder a algunos de los desafíos más insidiosos y peligrosos que hoy se presentan al bien común. Dichas iniciativas, junto a otras muchas formas de compromiso, son elementos esenciales para la construcción de la Civilización del Amor. Todo esto está muy en sintonía con el Mensaje de Nuestra Señora, que resuena en este lugar: la Penitencia, la Oración, el Perdón en aras de la Conversión de los corazones. Éste es el camino para edificar dicha Civilización del Amor, cuyas semillas puso Dios en el corazón de cada hombre y que la Fe en Cristo Salvador hace germinar» (cf. Su Santidad Benedicto XVI, Discurso del Santo Padre Benedicto XVI, Encuentro con las Organizaciones de la Pastoral Social, Iglesia de la Santísima Trinidad, Fátima, Portugal, Jueves 13 de Mayo del 2010).


¡Luego de estas innegables Razones, queridos Amigos míos, los invito a que sigamos juntos defendiendo la Vida, en toda circunstancia y lugar, a tiempo y a destiempo, contra viento y marea, y motivando a otros a que también la defiendan! ¡Que Nuestro Señor Jesucristo, «Pan de Dios que bajó del Cielo y da la Vida al mundo» (cf. San Juan 6, 33), y María Santísima, «Nuestra Reina y Madre de Misericordia, que se inclina con Ternura Maternal sobre los hijos que la invocan» (Beata Sor María Romero), los acompañen siempre!, Irene


Fuentes:

http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/messages/peace/documents/hf_p-vi_mes_19761208_x-world-day-for-peace_sp.html

http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_25031995_evangelium-vitae_sp.html

http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s2c2a5_sp.html

http://www.vatican.va/archive/compendium_ccc/documents/archive_2005_compendium-ccc_sp.html

http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651207_gaudium-et-spes_sp.html

http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19870222_respect-for-human-life_sp.html

http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20081208_dignitas-personae_sp.html

http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19800505_euthanasia_sp.html

http://www.mercaba.org/Fichas/CEC/0279-0421.htm

http://diocesisdecordoba.org.mx/noticias.php?categoria=noticias&id=28

http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2010/may/documents/hf_ben-xvi_spe_20100513_pastorale-sociale_sp.html

http://www.agenciasic.es/2010/05/13/benedicto-xvi-anima-en-fatima-a-reivindicar-la-defensa-de-la-vida-y-de-la-familia/


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