24/3/10

Oración “La espera de un Hijo”

Oración “La espera de un Hijo”


Miércoles 24 de Marzo del 2010, Año Sacerdotal


Oh Señor, Padre nuestro, te damos gracias por el don maravilloso con el cual nos haces partícipes de tu Divina Paternidad. En este tiempo de espera, te pedimos: protege este hijo nuestro, lleno aún de misterio, para que nazca sano a la luz del mundo y al nuevo nacimiento del Bautismo. Madre de Dios, a tu Corazón Maternal confiamos nuestro hijo. Amén.


Fuente:

http://www.arquisanjose.org/ver2/index.php?sec=oraciones.php&ora=22



“¡ Es mi Vida !... Está en tus manos”. Nota de los Obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida

¡ Es mi Vida !... Está en tus manos”. Nota de los Obispos

de la Subcomisión Episcopal para la

Familia y Defensa de la Vida


Miércoles 24 de Marzo del 2010, Año Sacerdotal


1. ¡Es mi vida! Está en tus manos.


La Jornada por la Vida del 25 de Marzo viene revestida este año de una peculiar significación ya que coincide con la aprobación de la nueva ley del aborto. Las gravísimas implicaciones morales negativas de la nueva ley han sido claramente denunciadas en la Declaración de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal titulada: “Atentar contra la vida de los que van a nacer convertido en derecho” [01], que la Asamblea Plenaria ha hecho expresamente propia en su reunión de Noviembre de 2009. Recomendamos encarecidamente su lectura.


El triste retroceso que la nueva legislación supone en la tutela del derecho a la vida no debe llevarnos al desánimo. El debate público que se ha suscitado en los últimos meses; los testimonios a favor de la vida en diversos ámbitos científicos, culturales, jurídicos, religiosos y sociales; las múltiples iniciativas por parte de diversas instituciones que se han movilizado masivamente en defensa de la vida del niño que va a nacer, las propuestas cada vez más numerosas de apoyo a la mujer embarazada y, sobre todo, la confianza en Dios, Señor y dador de Vida, nos hacen afrontar el futuro con una gran esperanza. Por ello, invitamos a todos los miembros de la Iglesia a intensificar su testimonio a favor del Evangelio de la vida y a trabajar en la formación de las conciencias.


Con el lema ¡Es mi vida! Está en tus manos, y en continuación con la campaña del año anterior se quiere dar voz a los que no tienen voz reclamando el derecho de los que van a nacer a que su vida sea protegida. Pretendemos resaltar también la responsabilidad que está en las manos de todos, y no solo de los padres, de asegurar el derecho primero y más fundamental que es el del ser humano concebido. En esta responsabilidad compartida, la Iglesia siente la necesidad de ayudar y acompañar a los padres que experimentan angustia ante la noticia de un embarazo. Por eso invitamos a todos los fieles católicos a transmitir una clara esperanza a los padres con dificultades para que sepan que no están solos y que en la Iglesia siempre encontrarán un hogar que les acoge.


2. La Iglesia, hogar que acoge y acompaña.


“Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él”, 1Co 12,26. Con estas palabras, san Pablo nos muestra la fuerza del vínculo que une a los miembros de la Iglesia en el único cuerpo de Cristo. El amor de Dios, manifestado en la entrega esponsal de Cristo en la cruz y donado por medio del Espíritu Santo, ha fundado una nueva comunión que es la Iglesia, familia de hijos de Dios. El dinamismo de la caridad construye la unidad entre los miembros de la Iglesia, es impulso para que todos podamos vivir entregando la propia vida a imagen de Cristo y es fuente de luz para reconocer en el otro a «alguien que me pertenece». Por ello, el sufrimiento de los padres que padecen dificultades para tener a sus hijos es un compartido por toda la Iglesia.


Como se lee en la Declaración citada, las dificultades que empujan a algunas mujeres a plantearse el aborto lo que reclama no son «sobres cerrados», como ofrece la nueva ley, sino “corazones abiertos que les presten el apoyo humano que necesiten para no equivocarse quitando la vida a un hijo y destrozando la propia” [02]. Las madres requieren, por lo tanto, un hogar que les acompañe en el amor y les ayude para recibir el don más precioso y sagrado: la vida de sus hijos. Y este hogar lo pueden encontrar en la Iglesia.


“Agradecemos la dedicación de tantas personas que, en un número cada vez mayor de instituciones eclesiales o civiles, se dedican a prestar su apoyo personal a las mujeres gestantes. Es una alegría el testimonio de tantas madres y padres, que gracias a la ayuda recibida, han decidido por fin a acoger a sus hijos, reconociendo en ellos un don inestimable que trae luz y sentido a sus vidas” [03].


En la Jornada por la Vida, queremos invitar a todos los miembros de la Iglesia a unirse a este agradecimiento, a orar y apoyar a tantos hermanos nuestros que trabajan para defender la vida humana y ayudar a los padres con dificultades. En este sentido, pedimos a los católicos que den a conocer las instituciones que ofrecen apoyo integral a las mujeres gestantes. Como ayuda para ello, presentamos un lugar específico en la página web de la Conferencia Episcopal Española:

www.conferenciaepiscopal.es/apoyoalavida, con una amplia relación de instituciones donde pueden acudir los padres y las mujeres que se sienten solas ante la grave decisión de abortar.


Confiamos los frutos de esta Jornada a la intercesión poderosa de santa María. Ella es la mujer que mejor ha comprendido la belleza de la maternidad y ha mantenido la esperanza en los momentos de sufrimiento apoyada en el Amor fiel de Dios que guiaba su vida. Que Nuestra Señora acompañe los trabajos en defensa de la vida de tantas personas e ilumine a todas las madres para que reconozcan en sus hijos que van a nacer el bien que puede llenar de alegría y plenitud sus vidas.


Los Obispos de la Subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida


NOTAS

[01] Cf. Conferencia Episcopal Española, CCXIII Comisión Permanente, Declaración sobre el Anteproyecto de «Ley del aborto»: atentar contra la vida de los que van a nacer, convertido en «derecho». (17 de Junio de 2009)

[02] Ibíd, n.16

[03] Ibíd, n.19


Fuente:

http://www.conferenciaepiscopal.es/documentos/Conferencia/comisiones/ceas/familia/Vida2010.html


Campaña “¡ Es mi Vida !... Está en tus manos”

Campaña “¡ Es mi Vida !... Está en tus manos”

Miércoles 24 de Marzo del 2010, Año Sacerdotal


CON MOTIVO DE LA JORNADA POR LA VIDA QUE SE CELEBRA EL PRÓXIMO 25 DE MARZO


La Conferencia Episcopal Española presenta la Campaña

"¡ES MI VIDA!... ESTÁ EN TUS MANOS"


Se difundirá por medio de vallas publicitarias, carteles y dípticos.


En www.conferenciaepiscopal.es/apoyoalavida pueden encontrarse instituciones de ayuda para acoger nuevas vidas humanas.

Madrid, 9 de marzo de 2010


La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha puesto en marcha una Campaña de comunicación en favor del Derecho a la Vida de los que van a nacer, con motivo de la Jornada por la Vida que se celebrará el próximo 25 de Marzo. La Campaña, que este año lleva por lema: “¡Es mi vida!... Está en tus manos”, tiene como objetivos principales seguir dando voz a los que van a nacer para defender su derecho a la vida y ofrecer apoyo real a las mujeres gestantes que se encuentran en dificultades.


Desde el 15 al 30 de Marzo, se podrán ver los anuncios en 1.300 vallas publicitarias de 37 ciudades Españolas. Además, ya se han comenzado a distribuir en las Diócesis un total de 6 millones de dípticos informativos y se han enviado 30.000 carteles a las parroquias y centros Católicos de todo el país.


En continuidad con la Campaña realizada el año pasado “¿Y yo?...¡Protege mi vida!”, los carteles muestran la vida humana en sus primeros estadios. De este modo, se subraya la presencia en el vientre materno de un nuevo ser humano cuyo derecho a la vida debe ser reconocido y tutelado. Un bebé, en esta ocasión sostenido sobre las manos entrelazadas del padre y de la madre, vuelve a tomar la palabra y exclama: “¡Es mi vida!... Está en tus manos”.


La nueva ley del aborto, como han señalado los Obispos, además de un serio retroceso en la protección legal de la vida de los que van a nacer, supone “un mayor abandono de las madres gestantes”. Por eso, la Campaña ofrece un Sitio Web (www.conferenciaepiscopal.es/apoyoalavida) donde se puede encontrar abundante información sobre instituciones de ayuda para acoger las nuevas vidas humanas.


Fuentes:

http://www.conferenciaepiscopal.es/actividades/2010/marzo_09.html

http://www.conferenciaepiscopal.es/apoyoalavida/


Oración a San José

Oración a San José

Miércoles 24 de Marzo del 2010, Año Sacerdotal

A Vos, bienaventurado José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, os tuvo unido, y por el paterno Amor con que abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que, con su Sangre, adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras necesidades. Proteged, oh providentísimo Custodio de la Divina Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y de corrupción; asistidnos propicio desde el Cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús de inminente peligro de la vida, así ahora defended la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio para que a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir, piadosamente morir, y alcanzar en los Cielos la Eterna Bienaventuranza. Amén.


Fuente:

http://www.arquisanjose.org/ver2/index.php?sec=oraciones.php&ora=13



Homilía de la Festividad de nuestro Padre San José

Homilía de la Festividad de nuestro Padre San José

Miércoles 24 de Marzo del 2010, Año Sacerdotal


Este 19 de Marzo, la Arquidiócesis de San José (Costa Rica), celebró en una Eucaristía la Solemnidad del Patriarca San José Patrono de la Arquidiócesis. La Celebración fue presidida por Monseñor Hugo Barrantes Ureña, Arzobispo Metropolitano, Clero Josefino y alumnos del Seminario Mayor e Introductorio. Además se contó con la participación del Alcalde de San José, Johnny Araya y miembros del Concejo Municipal.


HOMILÍA 19 DE MARZO 2010

SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA

CATEDRAL METROPOLITANA


+Mons. Hugo Barrantes Ureña

Arzobispo


La Solemnidad de San José, Patrono de nuestra capital y titular de la Arquidiócesis de San José, nos presenta a San José, hombre silencioso y humilde, como jefe de la modesta familia en la que se va a realizar el Misterio de la Encarnación del Verbo. La Palabra Eterna asumirá la condición humana, en las condiciones de una humilde familia judía, en una aldea también humilde. Así es el actuar de Dios en la historia de la salvación: hacer cosas grandes con instrumentos pequeños.


La devoción tan grande que tiene la Iglesia a San José, es un reconocimiento de que Dios escoge para su obra a las personas más adecuadas en los momentos más oportunos.


San José, puesto al frente de la Sagrada Familia se comportó como un “servidor fiel y prudente”. Su “silencio” es para nosotros más elocuente que muchas palabras. Su silencio interior es admirable. Su obediencia y su entrega por entero a servir al Hijo de Dios, lo convierten en un auténtico modelo para nosotros los Cristianos.


El Evangelio que hemos proclamado dice: “Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el Ángel del Señor”. Es la obediencia que nace de la fe. José es, en el lenguaje de hoy, un discípulo misionero. Su experiencia de Dios, su fe en Dios, se convierte en el motor de su vida: hacer la Voluntad de Dios, entregarse, decididamente, al proyecto de Dios.


1.- Matrimonio y Familia.


La Antífona de entrada de la Misa de San José dice: “Este es el siervo fiel y prudente. El Señor le confió su Familia”.


Con estas palabras se expresa que Dios sabía que San José era “su hombre de confianza”, es decir, esa clase de hombre en el que se puede descansar con la tranquilidad que da saber que no fallará por mal que se pongan las cosas, que permanecerá leal por contradicciones que haya, y que llevará a cabo del modo debido las tareas que se le encomienden. Por eso Dios confió en San José para depositar a su cuidado a su Hijo encarnado y a su bienaventurada Madre: los dos mayores tesoros que jamás se confiaron a criatura alguna.


La Solemnidad de San José es una oportunidad propicia para hablar del matrimonio y la familia.


La Iglesia quiere ofrecer a la sociedad la familia Cristiana como un bien precioso. No queremos imponer, pero estamos convencidos de que la oferta de la familia Cristiana, es dar al mundo una perla preciosa. Presentar la verdad del matrimonio y la vitalidad humanizadora de la familia al mundo de hoy, es ofrecer la roca firme para asentar el futuro de la humanidad. Esto nos obliga a evitar lo que la dañe y a promover lo que la favorezca. Ni las personas particulares, ni los grupos sociales, ni la autoridad del Estado pueden manipular a su gusto sus orígenes, su naturaleza y sus propiedades esenciales, en una palabra, su razón de ser puesta por Dios. Para nosotros los Cristianos proclamar el tesoro de la familia Cristiana y alertar sobre los ataques a la integridad de la misma, no es sólo un derecho sino también un deber.


En dos ocasiones una multitud de Costarricenses expresamos nuestra clara opción a favor de la familia: el 31 de Agosto del 2008 en la “Marcha por la Familia” y el 28 de Noviembre del 2009, convocados por el Observatorio Ciudadano por la Vida y la Familia. No cabe duda de que en Costa Rica hay un sustrato Católico firme y convencido de que “el futuro de la humanidad se fragua en la familia”, que la salud de una sociedad se mide por la salud de las familias. La pena es que en nuestro país, tradicionalmente amante y respetuoso de la familia, haya, también, fuerzas que insisten, por diversos medios, en destruirla o deformarla.


La Iglesia no busca imponer, quiere proponer, a tiempo y a destiempo, en público y en privado, a los distintos grupos e instituciones sociales, de manera particular a los Legisladores de la República, para que la familia, fundada sobre el verdadero matrimonio, sea vista y apreciada como “la célula primera y vital de la sociedad”. Hace 60 años, la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, reconocía y establecía que: “la familia es el núcleo natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a ser protegida por la sociedad y el Estado” (Art. 16/3). Nuestra Constitución Política asumió ese derecho en el Art. 51. Es deber del Estado alejar de la familia los bacilos y los gérmenes que puedan dañar el buen estado de salud de la misma y promover lo que la favorezca.


Los Obispos hemos insistido en la acción coherente de los Legisladores Católicos para que las políticas familiares que sean propuestas sean eficaces y potencien los auténticos valores de la familia.


La Congregación para la Doctrina de la Fe indicó a los políticos Cristianos lo siguiente: “Cuando la acción política tiene que ver con principios morales que no admiten derogaciones, excepciones o compromiso alguno, es cuando el empeño de los Católicos se hace más evidente y cargado de responsabilidad. Ante estas exigencias éticas fundamentales e irrenunciables, en efecto los creyentes deben saber que está en juego la esencia del orden moral que concierne al bien integral de la persona… Análogamente, debe ser salvaguardada la tutela y la promoción de la familia, fundada en el matrimonio monogámico entre personas de sexo opuesto y protegida en su unidad y estabilidad, frente a las leyes modernas sobre el divorcio. A la familia no pueden ser jurídicamente equiparadas otras formas de convivencia, ni éstas pueden recibir, en cuánto tales, reconocimiento legal. Así también, la libertad de los padres en la Educación de sus hijos es un derecho inalienable, reconocido además en las Declaraciones Internacionales de los Derechos Humanos”.


2.- Quiero referirme a este último aspecto: la libertad de los padres en la Educación de sus hijos.


A. Derecho prioritario de los padres en materia de Educación.


“Los padres, por haber dado la vida a sus hijos, tienen la muy grave obligación de educarlos, y, por tanto, ellos han de ser reconocidos como sus primeros y principales educadores”. (Concilio Vaticano II, Gravissimun educationis n. 3).


Negar estos derechos de la familia equivale a negar la existencia de la familia como célula primera de la sociedad; equivaldría a decir que la sociedad es la realidad primera y que la familia es realmente un elemento secundario de la sociedad, a la que ha de someterse. Todo esto es inadmisible desde una perspectiva Cristiana.


Reconocido este derecho de la familia, se puede afirmar, en un cierto sentido y a condición de no extraer de esta premisa consecuencias absurdas, que los otros educadores actúan como delegados de la familia, que es la que les confía una parte de su responsabilidad y de su poder.


La regla es válida tanto para la escuela como para el resto de las instituciones educativas; el Maestro actúa como delegado de la familia y no como el representante, al menos en primer lugar, de la autoridad del Estado o de una entidad docente.


B. Los padres son libres para elegir el tipo de Educación que desean para sus hijos.


“La misión que encomendó Dios a los padres de proveer el bien material y espiritual de la prole, y de procurarle una formación armónica impregnada de verdadero espíritu religioso, no puede serles arrebatada sin lesionar gravemente el derecho...” (Pío XII, Summi Pontificatus).


De esta forma, la libertad de elección de escuelas, y, consiguientemente, la libertad de creación de escuelas, aparece como una facultad que forma parte de los derechos esenciales de los padres. Por eso existe una íntima relación entre política familiar y política educativa.


C. Obligaciones particulares de los padres Cristianos.


Para el creyente, este derecho a la Educación comporta una dimensión nueva. Por el hecho del Bautismo, que es solicitado y aceptado por los padres en nombre del niño, el creyente contrae la obligación de ir creciendo en su fe, y la Iglesia se compromete a ayudar al bautizado en esa maduración personal de su fe. Ambas obligaciones logran su cumplimiento mediante la Educación Religiosa, entendida en su sentido amplio de Educación de la fe.


“Declara igualmente el sagrado Concilio que los niños y adolescentes tienen derecho a que se les estimule a apreciar con recta conciencia los valores morales y a prestarles su adhesión personal, y también a que se les estimule a conocer y amar más a Dios.


Ruega, pues, encarecidamente a todos los que gobiernan los pueblos o están al frente de la Educación, que procuren que nunca se vea privada la juventud de este sagrado derecho...” (Concilio Vaticano II, Gravissimum educationis n.1).


Ahora bien, el niño durante la edad escolar pasa la mayor parte de su tiempo y de su vida en la escuela y en ella es donde alcanza la mayor parte de sus adquisiciones fundamentales. Por ello, también la escuela es un lugar apropiado para el desarrollo de la Educación Religiosa, entendida no como una Educación completada por el Cristianismo, sino compenetrada de Cristianismo; es decir, una Educación en la que los elementos de la cultura participan de una concepción Cristiana del hombre.


D. La Enseñanza Religiosa en Costa Rica.


En el caso de nuestro país, es obligación de la escuela Costarricense, como instancia mediante la cual se concreta la formación integral de la persona, garantizar que la Educación abarque esa dimensión religiosa sobre todo si se parte de los fundamentos legales. El Art. 210 del Código de Educación expresa: “Cada grado o sección de las escuelas de primera enseñanza de la república, sin excepción, recibirá semanalmente dos horas lectivas de Enseñanza Religiosa”. La asistencia a las clases de Religión se considerará obligatoria para todos los niños cuyos padres no soliciten por escrito al Director de la escuela que se les exima de recibir esa Enseñanza. Los Directores comunicarán a los respectivos Visitadores o Inspectores la lista de esas solicitudes y las archivarán en debida forma.


En consecuencia, la Educación Religiosa de los estudiantes en nuestro país está claramente estipulada en las leyes educativas.


E. La Educación Religiosa: un derecho inalienable.


Con motivo de la Resolución de la Sala Constitucional que anuló la facultad concedida a los Obispos por el Reglamento de la Ley de Carrera Docente de discernir sobre la idoneidad para el otorgamiento de la “Missio Canónica” o Envío Apostólico a las y los Educadores de Educación Religiosa, la Conferencia Episcopal de Costa Rica recordó en un comunicado, con fecha 5 de Marzo del 2010, que:


“El fundamento de la Educación Religiosa se encuentra en el derecho inalienable que tienen los padres de familia Católicos, de educar a sus hijos según su fe y convicciones. Es un derecho humano que debe respetarse, y es deber del Estado Costarricense hacer el mayor esfuerzo para que los padres encuentren esta Educación en los centros docentes públicos.


En el último párrafo del artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, se establece: “los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de Educación que habrá de darse a sus hijos”. Puntualizando aún más, el artículo 18.4 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, afirma: “debe respetarse la libertad de los padres, o en su caso de los tutores legales, de dar a sus hijos, según las modalidades de aplicación que determine la legislación de cada Estado, la Educación Religiosa y moral conforme a sus propias convicciones” (Asamblea General de la ONU, 16 de Diciembre de 1966).


Por tanto, la Educación Religiosa en el ámbito educativo es un servicio subsidiario del Estado Costarricense a la familia, para brindar la formación integral de las y los estudiantes, para que desarrollen armónicamente sus propias dotes físicas, morales, intelectuales y espirituales. Se deduce que la Educación Religiosa no es simplemente una fuente de empleo o relación de carácter laboral.


Por otra parte, nos preocupa la tendencia de querer remplazar la Educación Religiosa Católica, por una enseñanza del hecho religioso de naturaleza multiconfesional, o por una enseñanza ética, estética y de valores, negando el derecho de los padres y madres de familia a optar por la Educación Religiosa Católica para sus hijos e hijas”.


F. Docentes de Educación Religiosa.


No cabe duda, las y los Docentes de Educación Religiosa deben ser auténticos testigos, el hecho religioso que enseñan tiene que tener las señales de un hecho real que han conocido, no de un modo abstracto sino del cual han tenido una experiencia personal que termina por expresarse en primera persona.


Hoy la gente escucha más a los testigos que a los Maestros, y si escucha a los Maestros es porque son testigos. “…Les decimos a todos: es necesario que nuestro celo evangelizador brote de una verdadera Santidad de Vida… el mundo exige a los evangelizadores que les hablen de un Dios a quienes ellos mismos conocen y tratan familiarmente, como si estuvieran viendo al Invisible. El mundo exige y espera de nosotros sencillez de vida, espíritu de Oración, caridad para con todos, especialmente para los pequeños y los pobres, obediencia y humildad, desapego de sí mismos y renuncia. Sin esta marca de Santidad, nuestra palabra difícilmente abrirá brecha en el corazón de los hombres de este tiempo. Corre el riesgo de hacerse vana e infecunda” (EN 76).


Estas palabras de Pablo VI, valen para todos nosotros, los Agentes de Pastoral.


3.- Conclusión.


Según una encuesta, en el año 2000, el 92% de los Norteamericanos estaban de acuerdo en que: “Las familias permanecen en el centro de nuestra sociedad. Sólo podemos ir adelante en este país si las familias y los valores de la familia son fortalecidos”. Benedicto XVI (Jornada Mundial de las Familias, 2006) escribe: “La Iglesia no puede dejar de anunciar que de acuerdo con los planes de Dios, el matrimonio y la familia son insustituibles y no admiten otras alternativas”.


Los padres son los primeros maestros que educan en la fe. Se trata de un deber y de un derecho esencial, primario, insustituible e inalienable. El Estado no puede vulnerar este derecho primario que tienen los padres, ni puede imponer, legítimamente, ninguna formación de la conciencia moral de los alumnos al margen de la libre elección de sus padres. Esto se aplica, consecuentemente, en el caso de la Educación sexual.


Necesitamos de la familia. En este momento de crisis y penurias materiales y espirituales, la familia está llamada a ser la raíz del rearme moral que tanto necesita nuestra humanidad y nuestro país.


Que San José siga protegiendo nuestra ciudad capital. Que el esfuerzo de la Municipalidad y la Alcaldía por darle un rostro humano a esta Ciudad, redunde a favor del núcleo familiar. La sociedad del mañana será lo que sea la familia hoy; por lo tanto, el futuro de nuestra ciudad capital dependerá no sólo de su crecimiento económico o de su desarrollo urbanístico, sino, sobre todo, de la buena salud del insustituible sujeto social que son nuestras familias.


Que el ejemplo de San José nos ilumine y su poderosa intercesión nos ayude a hacer de nuestras familias verdaderos santuarios de la Vida y el Amor.


Imploremos el patrocinio de San José para que durante este Año Sacerdotal, los Sacerdotes crezcamos en nuestra entrega y fidelidad al Señor.


San José, ruega por nuestra ciudad y nuestro país.


Monseñor Hugo Barrantes Ureña,

Arzobispo de San José, Costa Rica

(Foto del Seminario Redemptoris Mater

Nuestra Señora de los Ángeles, 2007)


Fuentes:

http://iglesiacr.org/principal/content/view/314/72/

http://iglesiacr.org/principal/content/view/315/