20/12/10

“¡Y vi al Cristo, a Jesús!”: Reflexión valiosísima y trascendental del Costarricense Alberto Delgado. ¡Les recomiendo mucho que la lean!


“¡Y vi al Cristo, a Jesús!”: Reflexión valiosísima y
trascendental del Costarricense Alberto Delgado.
¡Les recomiendo mucho que la lean!

Lunes 20 de Diciembre del 2010, Año Santo Jubilar Mariano

¡Y vi al Cristo, a Jesús!

Costa Rica, 28 Nov. 10 (Eco Católico)

Alberto Delgado P.

Eran las 8.15 a.m. del Sábado 30 de Octubre, cuando en el Edificio Parroquial de San Pedro (inmediatamente detrás del Templo), sentí un fuerte olor, bastante extraño para un lugar que suele estar aseado. Al revisar, lo pude ver, sí era Cristo, andrajoso y lleno de necesidades, de pie en la puerta que da a la calle principal, costado Sur Este de la Iglesia.

Al igual que cuando caminó hacía el Gólgota, sus Pies cansados subieron con dificultad los seis peldaños para entrar al salón; así como tuvo sed cuando estaba en la Cruz, ahora también la tenía, pero además tenía hambre, sí que la tenía, se notaba en la forma que miraba la comida que se preparaba a pocos metros de Él.

La soledad que lo acompañó en la Oración del Huerto, se mantenía como su única compañera, pues el resto del mundo se dedicaba a juzgarlo, tal como lo hicieron hace dos mil años en el Sanedrín. Es probable que estuviese enfermo, y sin atención médica, pues en ésta ocasión, ni siquiera la Verónica había llegado a enjugar su Rostro.

Y aún con su Dignidad de Hijo de Dios, no reclamaba nada, por el contrario, apenas extendía la mano cuando le ofrecían otra en saludo, lo que hacía recordar el momento que recibió ayuda del Cirineo, a su paso por el Calvario.

Sí, pude ver al Cristo, dos mil años después de su primera Visita, aún sufriendo, en el cuerpo de aquél hombre de 23 años, en el otro de 70 inviernos y muchos otros que como ellos, llegaban necesitados de todo, poseedores de nada.

En eso, escuché una voz, sí, había alguien que sí se atrevía a hablar de manera firme pero amable, cómo la del Sermón de la Montaña, eran las palabras de un hombre fornido, que daba la bienvenida a todos los visitantes.

También vi la Mirada tierna de Jesús, en aquel joven de 17 años que les cortaba el cabello a los necesitados y fui testigo de su Humildad en el estudiante de Ingeniería que los llevaba al baño, lo que hacía recordar cuando el Señor lavó los pies a los Apóstoles.

Así como el Mesías podía saber lo que nadie le había dicho, la joven que atendía la bodega, desde lejos trataba de determinar la talla del recién llegado y así poder buscar en los anaqueles de ropa donada, algunas prendas que le fueran apropiadas.

Sus Manos amorosas estaban en una señora, que servía el “pinto”, a la vez cuidaba los huevos que estaba friendo para el desayuno. Una vez más lo vi multiplicando los panes, por medio de otra mujer, que se las agenciaba para que la comida alcanzara para todos.

Pude sentir su Misericordia en la atención de los estudiantes universitarios, que se habían sumado a la caravana de voluntariado, para dar guía ocupacional y atención psicológica a los desheredados.

Sí, vi a Jesús, el Cristo, en distintas formas, unas cómo Él había dicho que estaría entre nosotros, a través de la cara de los más pobres, de los desheredados; pero también vi a Jesús siempre amoroso, en los que replicaban la Caridad que Él pregonaba y practicaba.

Para quién quiera ir a verlo, sólo debe llegar puntual cada 15 días al Proyecto “Rescatando nuestra Dignidad”, en el lugar indicado. A propósito, al salir, me dijo que requiere de todo, pero especialmente urge ropa de hombre en buen estado: pantalones del 30 al 32, zapatos del 39 al 42, medias del 10 al 12, suéter, jackets y similares, calzoncillos M y L (sólo nuevos). Además, necesitaba, rasuradoras desechables, jabones de baño, paños, café, azúcar a granel, masa para hacer tortillas y muchas otras cosas, pero ante todo, que no lo vuelvan a juzgar y en su lugar, que le den un poco de Amor.

Fuente:


«Sí, vi a Jesús, el Cristo, en distintas formas, unas cómo Él había dicho que estaría entre nosotros, a través de la cara de los más pobres, de los desheredados; pero también vi a Jesús siempre amoroso, en los que replicaban la Caridad que Él pregonaba y practicaba» (Alberto Delgado P.).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡ Que Dios y María Santísima te Bendigan hoy y siempre !