16/10/10

“Nos Ven: Benedicto XVI: un don”, excelente Artículo del mes pasado escrito por el Padre Mauricio Víquez de Costa Rica


“Nos Ven: Benedicto XVI: un don”, excelente
Artículo del mes pasado escrito por el
Padre Mauricio Víquez de Costa Rica

Sábado 16 de Octubre del 2010, Año Santo Jubilar Mariano

Nos Ven: Benedicto XVI: un don

Costa Rica, 5 Set. 10 (Eco Católico)

Mauricio Víquez L.
Presbítero

A raíz de algunos escándalos recientes y antes de ellos, de algunas polémicas generadas por las agencias transnacionales de noticias de manera artificial y malintencionada, hay un dato que ha pasado a ser particularmente relevante: el talante, la prudencia, la personalidad y la brillante solidez de Benedicto XVI.

Y, curiosamente, es justo ese perfil del Obispo de Roma el que resulta hoy día verdaderamente insoportable para muchos. Contemplar un ser humano tan integral, tan capaz de ir más allá de las apariencias de las cosas y tan poco dado a seguir los juegos de los medios de comunicación masiva y sus matráfulas, da grima a más de uno.

Ciertamente, en medio de este tiempo dominado por lo insignificante y de pensamiento decididamente débil, Benedicto XVI es cada día más notorio. Su manera de leer la realidad, su estilo tan propio de estar al frente de su grey y su habilidad para manejar retos, crisis y desafíos, desarman de día en día a sus detractores y a cuantos se llenaron, en su momento, la boca de juicios ingenuos y malos augurios.

El pasado 16 de Mayo pasó algo singular. Convocados por medio de volantes, utilizando la invitación personal y animándose las familias enteras, la Plaza de San Pedro se vio colmada de personas. Habría a la hora del Regina Coeli de ese Domingo de Pascua unas doscientas mil personas.

El Papa venía de encuentros extraordinarios acaecidos en el marco de sus recientes Viajes Apostólicos. Y en este día de Mayo las multitudes se reunieron para mostrarle agradecimiento, apoyo y aprovecharon para expresar ante él su convicción en la Roca que él mismo significa.

“Tu Fe nos sostiene” decían pancartas preparadas por muchos que, animados por el Movimiento de Comunión y Liberación, viajaron horas y horas para compartir emocionados junto a Benedicto XVI durante algo así como un cuarto de hora. Pero, sin embargo, unos minutos que devolvieron el ánimo a miles y, en ellos, también a nosotros. ¡La maravilla de la comunión de los Santos!

“Os doy las gracias de corazón, ¡Gracias!”, dijo el Santo Padre aquel día. Y la multitud, lo mismo que nosotros y todos los Católicos del mundo, nos animamos a devolverle el agradecimiento. La presencia, el pensamiento, el abrazo de Benedicto XVI es un don extraordinario que, en medio de este asfixiante hoy, resulta excepcionalmente providencial.

El Papa, su Fe, su Misión y su Guía son reales, radicalmente verdaderas, en medio de una época de modernidad líquida, relativismos desconcertantes y “realidades virtuales” que no son más que nada o casi nada. Él nos sabe llenar de contenido sustancial.

En el final del encuentro de ese día 16 de Mayo, el Obispo de Roma dijo: “prosigamos juntos con confianza este camino, y que las pruebas, que el Señor nos presenta, nos empujen hacia una mayor radicalidad y coherencia”. Genial. En clave típicamente Cristiana y confiando en que Dios nos lleva por buena senda a pesar de que algunos caminos estén algo torcidos, el Papa extrae de las crisis y dificultades una consecuencia llena de luz: lo que se ha pasado es invitación a una mayor fidelidad.

Porque nos ven y Benedicto XVI es una luz providencial en medio de este tiempo relativista, secularizado y axiológicamente desquiciado, hemos de agradecer a Dios su Guía y animarnos a estar más y más pendientes de su Enseñanza llena de luz en medio de tiempos revueltos.

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