26/5/10

“Leyendo entre Líneas: Un fallo impreciso”. Artículo del P. Glenm Gómez sobre el fallo del T.S.E. contra nuestro Obispo Mons. José Francisco Ulloa R.

“Leyendo entre Líneas: Un fallo impreciso”. Artículo del

P. Glenm Gómez sobre el fallo del T.S.E. contra

nuestro Obispo Mons. José Francisco Ulloa R.


Miércoles 26 de Mayo del 2010, Año Sacerdotal


Leyendo entre Líneas: Un fallo impreciso


Glenm Gómez A.

Presbítero


Domingo 16 de Mayo del 2010


Hace unos meses señalé, y cito: “Mientras el clero nacional, dizque por la defensa de la institucionalidad y tradición democrática y en aras del sano laicismo, ve cada vez más constreñidos sus derechos ciudadanos; los pastores protestantes pueden fundar partidos, hacer proselitismo abierto y hasta declarar, públicamente, su apoyo a un determinado candidato sin que nadie “proteste”; y agregaba: “Curiosamente, ni las instancias de Gobierno (tan solícitas del actuar del clero), ni los sectores empresariales, ni los medios de comunicación y ni siquiera el mismo Tribunal Supremo de Elecciones, le recuerda a la “representación política” de la comunidad evangélica que, por disposición constitucional, no se puede hacer en forma alguna propaganda por clérigos o seglares invocando motivos de religión o valiéndose, como medio, de creencias religiosas”.


Si hoy traigo a colación este texto es, sin duda, porque, lo que allí se señalaba como una profunda incoherencia, no era, sino, el prolegómeno de un despropósito mayor.


El fallo contra Monseñor Ulloa me obliga como ciudadano, sacerdote y periodista a analizar, con lupa, la jurisprudencia provocada con esa resolución y a exigir a las instancias correspondientes que se definan, con mayor claridad, los límites de tal restricción pues, no quiero pensar que, en adelante, me sienta amedrentado por expresar mis posiciones en torno a temas de interés nacional, (Política con “p” mayúscula) cuánto mas, si estos se refieren a asuntos que conciernen a la comunidad cristiana en general o que pueden afectar de una u otra forma los cimientos de nuestro Estado Social de Derecho.


Evidentemente, a los sacerdotes, como líderes espirituales, no corresponde hacer campaña, a favor o en contra, de candidatos específicos o partidos políticos determinados. De hecho, la Conferencia Episcopal, en cuenta Monseñor Ulloa, fundada en la normativa eclesiástica, solicitó al clero que, en el pasado proceso electoral, contribuyera a la formación de la conciencia cristiana cívica de los fieles laicos, respetando los derechos políticos de la ciudadanía sin identificarse, en público, con posiciones partidistas. Pero, hay una gran distancia entre este postulado y la renuncia a incidir, legítimamente, desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, en las estructuras sociales o de coadyuvar a la configuración del imaginario social de una colectividad, en torno a temas que son de nuestra directa incumbencia.


Sobre este punto, resulta significativo reafirmar que: “Es de justicia que pueda la Iglesia en todo momento y en todas partes predicar la fe con auténtica libertad, enseñar su doctrina social, ejercer su misión entre los hombres sin traba alguna y dar su juicio moral, incluso sobre materias referentes al orden político, cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas, utilizando todos y sólo aquellos medios que sean conformes al Evangelio y al bien de todos según la diversidad de tiempos y de situaciones.”


Los defensores de la libertad de expresión agradecemos se esclarezca esa difusa línea fronteriza impuesta entre lo que significa no intervenir en política-electoral y no poder expresar posiciones políticas al amparo de las libertades y derechos consagrados en la Constitución Política y los Tratados Internacionales sobre Derechos y Libertades suscritos por el Estado Costarricense.


Igualmente, es preocupante, el espíritu subyacente a dicha resolución pues, evidentemente, se ponen límites a la precisión y alcances legítimos de la praxis de los actores sociales, en este caso a la Iglesia, en la dinámica democrática del país.


En una extraordinaria alocución en la Baptist University de Houston, Monseñor Charles Chaput, Arzobispo de Denver, expuso: “Ninguna nación, ni siquiera aquella que amo, tiene derecho a mi aquiescencia o a mi silencio en materias que pertenecen a Dios o que socavan la dignidad de la persona humana que Él ha creado”…


De frente a la intolerancia, a veces legalizada, hoy más que nunca, es preciso recordar el sano pluralismo que ha caracterizado a la sociedad costarricense, por lo que, resulta arbitrario que, por prejuicio antirreligioso, se cohíba el diálogo razonable y respetuoso, en detrimento de nuestra larga tradición democrática.


Como nos recuerda Benedicto XVI el Evangelio “no atenta contra la libertad humana y el auténtico progreso social; al contrario, le ayuda a realizarse plenamente”…


Fuente:

http://www.elecocatolico.org/index2.php?pag=mural


Monseñor José Francisco Ulloa Rojas,

nuestro querido Obispo Diocesano

de Cartago, Costa Rica

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