Enseñanzas valiosísimas para el Sacerdocio Real
en esta interesante Entrevista a nuestro querido
Mons. Jorge García Isaza CM, Colombiano
Sábado 20 de Noviembre del 2010, Año Santo Jubilar Mariano
ENTREVISTA
“El servicio a Dios es con los pobres”
Costa Rica, 10 Oct. 10 (Eco Católico)
El Nororiente del Departamento del Cauca, Colombia, tiene una topografía de nudos montañosos y profundos cañones que le merecieron de los conquistadores Españoles el nombre de Tierra Adentro, pues en aquel territorio Indígena se sentían encerrados. Durante una breve visita en el país, el Obispo Emérito de ese territorio, Monseñor Jorge García Isaza CM, nos comenta (...) cómo quien llega a conocer a Cristo haciéndose su discípulo necesariamente se vuelve Misionero.
Ana Cecilia Espinoza C.
aespinoza@elecocatolico.org
¿Quién es Monseñor García Isaza?
Es un hombre que proviene de un hogar donde la Fe y la Humildad fueron los pilares más importantes para que surgiera un semillero de Vocaciones. Del fruto del Amor de mis padres –doce hijos–, cinco fuimos Sacerdotes: dos Obispos y tres Presbíteros, más dos hermanas Religiosas. Y yo fui el primero en irme del hogar y fui ordenado el 12 de Febrero de 1954. Mi experiencia es que cuando llegué a conocer a Cristo haciéndome su discípulo, necesariamente me volví Misionero y comprendí que hay que vivir la Fe con Alegría y Gozo; uno no puede vivir con un Cristo aburrido.
¿Es la Vocación un Misterio?
Indudablemente. Yo comencé muy pequeño a sacar mi Bachillerato en la Escuela Apostólica en Santa Rosa de Cabal, que en ese momento era una especie de Seminario Menor de los Padres Vicentinos, e inicialmente no tenía más que unas ideas muy lejanas de lo que era el Sacerdocio. Los Padres que conocí eran muy buenos, pero mi Vocación surgió, en mi caso, porque mis padres eran muy piadosos. Ingresé siendo muy pequeño al Seminario, pues ahí se forjaban las Vocaciones sabiendo a lo que uno se comprometía: tenía doce años y medio y a mis 18 años inicié el Noviciado en una forma más consciente sabiendo realmente lo que hacía.
¿Qué le atrajo de la Congregación de la Misión?
De la Vocación Vicentina el Trabajo con los pobres, con la gente que nunca había escuchado hablar de Dios, sobre todo porque a mis progenitores les gustaba ayudar a los más pobres entre los pobres. Trabajaban mucho por ellos, aún siendo nosotros también muy pobres...
Háblenos de su experiencia Misionera…
Desde que ingresé en el Seminario Mayor percibí el Amor por las Misiones tanto de los Padres como de los Profesores. Ellos eran Misioneros de mucha experiencia, entonces, la ilusión que yo llevaba era ir a trabajar con esa gente que vivía en zonas muy lejanas. Inicialmente estuve como Profesor en un Seminario, luego me enviaron a un lugar de Medellín muy pobre, donde permanecí por diez años como Párroco, ahí la gente vivía en un hacinamiento terrible, en situaciones infrahumanas y comenzó mi experiencia real del Trabajo con los más desamparados. Ahí es donde uno entiende que el mejor servicio a Dios es estar al lado de los pobres, impregnándose de ellos y tratando de comprenderlos. Jesucristo dijo: “siempre habrán entre ustedes pobres”, precisamente porque siempre tenemos que trabajar para que ellos salgan de la pobreza física, sin dejar de ser pobres según el Evangelio, porque el pobre según el Evangelio es quien depende de Dios. Existe la pobreza humana, que es la carencia de lo material, pero también hay una pobreza que nosotros tenemos que vivir, que es la dependencia de Dios. Cuando el pobre carece de bienes, pero depende de Dios, va superándose, porque sigue el Designio de Dios.
¿Vivió usted alguna situación de violencia mientras estaba en campo de Misión?
Cuando renuncié por la edad me iba a quedar por un tiempo más, pero me tuvieron que sacar vigilado y custodiado, porque intentaron asesinarme dos veces. Lo que pasó fue que a la guerrilla no le gustó que yo no estuviera de acuerdo con lo que ellos hacían, y por eso, hace seis años, decretaron mi muerte.
¿Es el narcotráfico la peor herida de nuestros países?
Es el problema más grave de toda Latinoamérica. Y la culpa la tienen Europa y los Estados Unidos, pues si no se consumiera la droga tan libremente, no habría tanta venta. En Centroamérica, por ejemplo, la culpa la tiene la gente que consume y en este momento apenas están empezando a vivir esta pandemia. Además, cuando el dinero fácil va corrompiendo el gobierno, lo oficial, lo privado, el comercio, la industria privada y las familias, es cuando los gobiernos se quedan sin capacidad para solucionar todos los problemas.
¿Cuál es el papel de la Iglesia Colombiana en este sentido?
La Iglesia en Colombia tiene una fuerza extraordinaria y una gran credibilidad, sin embargo, la Iglesia de hoy debe redescubrir la forma de dar respuestas a las inquietudes de la gente; los cambios que hubo después Concilio Vaticano II son drásticos y apenas estamos empezando a asumirlos. Aparecida ha tenido mucha influencia en Colombia, ya todas las Diócesis están preparando la famosa Misión Continental, a través de sus Movimientos y Organizaciones que se están enfocando hacia la Nueva Evangelización.
Fuente:
Excmo. Mons. Jorge García Isaza CM, Obispo
Emérito del Departamento del Cauca, Colombia
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