Nosotros los Cristianos, aunque no siempre lo pensamos, sabemos que nuestra vida tiene dos dimensiones, la natural y la sobrenatural, desde el momento en que somos hijos de nuestros padres y también hijos de Dios.
La vida sobrenatural, que consiste en la participación de la Vida Divina, la llamamos también Vida de la Gracia, para subrayar su absoluta gratuidad, o bien Vida Interior, para distinguirla de la vida corporal, que es exterior o sensible.
Como la vida exterior, la del cuerpo, entra en el contacto con el mundo externo o visible a través de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto), así, por analogía, también la Vida Interior, la de la Gracia, entra en contacto con el mundo Divino a través de las Virtudes sobrenaturales (fe, esperanza, caridad, prudencia, justicia, fortaleza y templanza). En consecuencia, como desarrollando con el ejercicio los sentidos se mejora el contacto físico con el mundo externo, así desarrollando con el ejercicio las Virtudes sobrenaturales mejoramos el contacto con el mundo Divino.
Como tenemos los campeones en el plano de los sentidos —los atletas—, así tenemos los campeones en el plano de las Virtudes, los Santos. Los Santos son exactamente aquellos que se han comprometido en pensarse, buscarse, encontrarse, donarse; todo esto, a su vez, alimenta su Amor y así en un creciendo continuo. La mamá no se aparta del pensamiento de su niño, cuando está en la oficina o en el trabajo fuera de su casa; dos enamorados no se olvidan, aún en actividades que los separen.
San José era impulsado por su Amor esponsal y paternal a vivir para María y Jesús; Jesús y María, correspondiendo a tal Amor contribuían a acrecentarlo sin fin. Juan Pablo II resume así esta relación: “Puesto que el Amor ‘paterno’ de José no podía dejar de influir en el Amor ‘filial’ de Jesús y viceversa, el Amor ‘filial’ de Jesús no podía dejar de influir en el Amor ‘paterno’ de José, ¿cómo adentrarnos en la profundidad de esta relación singularísima? Las almas más sensibles a los impulsos del Amor Divino ven con razón en San José un luminoso ejemplo de Vida Interior” (RC n. 27).
Consecuentemente, aunque “Los Evangelios hablan exclusivamente de lo que José ‘hizo’, sin embargo permiten descubrir en sus ‘acciones’ —ocultas por el silencio— un clima de profunda Contemplación” (RC n.25).
Hoy, 19 de Marzo, la Iglesia conmemora el nacimiento para el Cielo de San José, quien según la tradición, muriera en el Siglo I, en Nazareth de Galilea, asistido por Jesús y María. Oriundo de la Palestina, descendiente de la estirpe de David, fue Esposo de María Santísima y Padre putativo de Jesucristo. El Papa Gregorio XV, en 1621, instituyó su Fiesta en toda la Iglesia, y Pío IX, en 1870, le proclamó "Patrono de la Iglesia Universal". El Papa Juan XXIII, en 1962, incluyó su Nombre en el Canon de la Santa Misa, y es también considerado Patrón de la Buena Muerte. Algunos países, como México, Canadá y Perú, lo consideran su Protector, y muchas instituciones y congregaciones Religiosas llevan su Nombre, lo mismo que muchas personas.Unidos, pues, a todas ellas, brindemos nuestro sincero aplauso a San José.
San José y el Niñito Jesús
Parroquia Corpus Christi,
La Aurora, Heredia,
Costa Rica
Meditación
SAN JOSÉ: vemos en ti al personaje sencillo, trabajador, silencioso, justo del Evangelio. La tradición te presenta desempeñando el oficio de Carpintero. Como Padre de la Sagrada familia, atraviesas por situaciones nada fáciles. Desposado con María, una sencilla Mujer descendiente de la familia de David, descubres improvisamente que Ella espera un Hijo, y te preguntas: ¿cómo es esto?, ¿qué ha pasado? Ante tal sorpresa, es la Luz del Espíritu Santo que ilumina tu interior y te da la Fuerza para aceptar que es la Obra de Dios. Sin embargo, las dificultades continúan. Cuando el Niño Jesús nace, lo quieren asesinar para evitar que llegue a ser Rey de Israel. El Mensaje Divino te orienta nuevamente a escapar con María a Egipto, en donde permaneces hasta la muerte de Herodes. Eres, pues, el hombre del discernimiento, de la escucha del Espíritu. Ésta fue la base para guiar acertadamente a tu Familia. El Evangelio te define cono el hombre justo, no dice nada más. Y con esto, lo dice todo. El final de tus días fue sin duda el más bello que jamás te habrías podido imaginar: con Jesús y María.
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