Mensaje bellísimo del P. Enrique Sánchez,
Superior General de los Combonianos, en
el Día fascinante de San Daniel Comboni
¡¡ Por favor léanlo, se los recomiendo !!
Domingo 10 de Octubre del 2010, Año Santo Jubilar Mariano
10 OTTOBRE 2010: CELEBRANDO
SAN DANIELE COMBONI
Con ocasión de la Solemnidad de San Daniel Comboni, el Superior General, P. Enrique Sánchez, escribe a todos los Misioneros Combonianos invitándoles a "hacer Fiesta por el Don de la Santidad de Comboni y a la vez... pedir la Gracia de vivir de esta Santidad."
La Santidad de Comboni y la nuestra
Mensaje del Superior General
P. Enrique Sánchez G.
10 Octubre 2010
¡Dios mío! ¡Siempre Cruces! Pero Jesús, dándonos la Cruz, nos ama. Y aunque todas estas Cruces pesan terriblemente en mi corazón, aumentan a la vez su coraje para librar las batallas del Señor, porque las Obras de Dios nacieron y crecieron siempre así. La Iglesia se fundó sobre la Sangre del Hombre-Dios, de los Apóstoles, de los Mártires; y todas las Misiones Católicas del Universo que han dado frutos crecieron así a imagen de la Iglesia, y así prosperaron, se consolidaron y prosiguieron, entre muertes y sacrificios, a la sombra del Salvífico Árbol de la Cruz (Escritos 7225).
Queridos hermanos, durante este año, en muchas ocasiones, me he acercado a San Daniel Comboni para pedirle Ayuda y Luz para la Misión que vivo cada día, y puedo decir que siempre he encontrado una Fuerza que me anima a vivir el presente con Confianza y Esperanza, y quiero agradecer al Señor por el Don de nuestro Fundador. Hoy más que nunca estoy descubriendo lo extraordinario y grande que es nuestro Padre, sobre todo en la medida en que sigo descubriendo realidades y exigencias de la Misión hoy. El panorama que tenemos delante, las situaciones del mundo en el que debemos vivir nuestra Vocación, la fragilidad de nuestra humanidad, los límites experimentados en carne propia, pienso que no son otra cosa que la Cruz que acompañó la Vida de Comboni y que lo hizo llegar a ser Santo y se transforman en retos para nuestra Santificación.
El próximo 10 de Octubre haremos memoria del Dies natalis de Comboni y nos uniremos a la Fiesta de toda la Iglesia que lo recuerda y lo propone como Modelo de Misionero y de Santidad, no sólo a nosotros, herederos de su Carisma, sino a toda la humanidad capaz de descubrir en él un hombre lleno de Dios y de Amor a los más pobres. Con mucha sencillez puedo decir que en los últimos meses he sido testigo de cuánto la Santidad de Comboni fascina y consigue ganarse los corazones de las personas que entran en contacto con él.
He encontrado muchos Combonianos y Combonianas que, sin hacer ruido, viven con gran alegría la pasión por la Misión y se consagran en cuerpo y alma a tantísima gente que no cuenta a los ojos del mundo. Son signos vivos de la Santidad de Comboni. He conocido laicos y laicas que se han encontrado con la Figura de nuestro Fundador y se han entusiasmado e iluminado con su Santidad. Y por esto quiero agradecer al Señor con vosotros en este Día. Junto a vosotros quiero hacer Fiesta por el Don de la Santidad de Comboni y a la vez quiero pedir la Gracia de vivir de esta Santidad porque siento especial necesidad, para mí y para todos los Miembros de nuestro Instituto.
A lo mejor os preguntaréis de qué Santidad estoy hablando. Respondo sin multiplicar las palabras. Me gustaría vivir la Santidad de Comboni como él la experimentó y expresó al final de su Vida. Una Santidad hecha de Abandono en las Manos de Dios, de Confianza y de Fe profunda manifestada en la Certeza de que Dios no nos deja jamás; Santidad que se hace Capacidad de vivir el sufrimiento, la prueba, la debilidad humana, la falta de apoyos humanos, la disminución del personal y el aumento de las exigencias de la Misión sin perder el optimismo y el entusiasmo. Santidad que nos permite abrazar las dificultades y los sacrificios que la Misión exige con un corazón lleno de alegría y de coraje, que no se asusta ni se echa atrás, aunque eso implique la donación total de nuestra Vida.
Quisiera celebrar con vosotros la Santidad de Comboni que nos enseña a vivir con serenidad este momento tan desafiante de nuestra historia personal y del Instituto. Una historia donde no faltan las Cruces y donde somos llamados a vivir con humildad nuestra pobreza, como una ocasión para dejarnos sorprender por el Señor. Os deseo a todos, en mi nombre y en el del Consejo General, una buena Fiesta, invitándoos a pedir la Gracia de la Santidad Misionera que nos ayude a vivir consagrados a Dios y a los más Pobres, como hizo San Daniel Comboni. P. Enrique Sánchez G., mccj Superior General.
Fuentes:
«¡Dios mío! ¡Siempre Cruces! Pero Jesús, dándonos la Cruz, nos ama. Y aunque todas estas Cruces pesan terriblemente en mi corazón, aumentan a la vez su coraje para librar las batallas del Señor, porque las Obras de Dios nacieron y crecieron siempre así. La Iglesia se fundó sobre la Sangre del Hombre-Dios, de los Apóstoles, de los Mártires; y todas las Misiones Católicas del Universo que han dado frutos crecieron así a imagen de la Iglesia, y así prosperaron, se consolidaron y prosiguieron, entre muertes y sacrificios, a la sombra del Salvífico Árbol de la Cruz» (San Daniel Comboni, Escritos 7225).