Mostrando entradas con la etiqueta Año Sacerdotal. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Año Sacerdotal. Mostrar todas las entradas

10/12/10

¡Preciosos Testimonios de Vida Consagrada en Hong Kong para motivar a los jóvenes!


¡ Preciosos Testimonios de Vida Consagrada
en Hong Kong para motivar a los jóvenes !

Viernes 10 de Diciembre del 2010, Año Santo Jubilar Mariano

ASIA/HONG KONG - Promover la Vida Consagrada
entre los jóvenes a través del Testimonio
de cuatro Congregaciones

Hong Kong (Agencia Fides) - Un Monje Trapense, un Misionero del PIME, una Religiosa de las Misioneras Franciscanas de María, un miembro de los Hermanos Maristas, junto con un Sacerdote Diocesano, han ofrecido su Testimonio sobre la Vida Consagrada a un grupo de cincuenta jóvenes de la Diócesis de Hong Kong.

Según refiere Kong Ko Bao (el Boletín Diocesano en versión China), la Iniciativa tuvo lugar en la Parroquia de S. Tomás Apóstol, organizada por la Comisión Diocesana de Vocaciones y por los Decanos con el Tema “Poner la Vida en el Amor”. Los testimonios se han realizado a través de una Representación Teatral, más accesible para los jóvenes, con el fin de presentar un Espectáculo de Vida Consagrada como se vive concreta y diariamente.

P. Giles Chong, OCSO, ha subrayado que “la Vida Contemplativa no impide avanzar según los signos de los tiempos. En el Monasterio también utilizamos las nuevas tecnologías para lanzar la Vida Monástica”; P. Luigi Cantoni del PIME ha dicho que “la Diócesis también sufre la escasez de Clero, pero tiene igualmente la obligación de enviar Misioneros al extranjero”; Sor Lucía Mak, FMM, ha explicado cómo es la Vida de acuerdo con los tres Votos de Pobreza, Castidad y Obediencia; Fr. John Chong FMS, ha señalado que permanecer como Hermano, sin ordenarse Sacerdote, es también obedecer a la Voluntad de Dios; Don Joseph Liu Ah Lun, Sacerdote Diocesano de Hong Kong, ha presentado la Historia del Celibato.

Por último, han compartido la experiencia de la Peregrinación a Francia en el Año Sacerdotal, alentando a los jóvenes presentes a responder a la Llamada del Señor con valentía. El Encuentro ha concluido con la Oración y la Adoración. (NZ) (Agencia Fides 1/10/2010)

Fuente:


4/10/10

Carta bellísima y significativa para este Día, de Fray José Rodríguez Carballo, Ministro Gral. de la Orden de Hermanos Franciscanos Menores (OFM)


Carta bellísima y significativa para este Día, de
Fray José Rodríguez Carballo, Ministro Gral. de la
Orden de Hermanos Franciscanos Menores (OFM)

La Carta se titula “Reavivar nuestra Fe en los
Sacerdotes”: ¡les recomiendo leerla y meditarla!
¡Que Dios y María Santísima los Bendigan!, Irene

Lunes 4 de Octubre del 2010, Año Santo Jubilar Mariano

Mensaje de José Rodríguez Carballo, OFM,
para la Fiesta de San Francisco de Asís

Miércoles, 29 de Septiembre de 2010

Reavivar nuestra Fe en los Sacerdotes, Título de la Carta del Ministro General de la Orden de Hermanos Franciscanos Menores, Fray José Rodríguez Carballo, y del Definitorio General para la Fiesta de San Francisco de Asís.

Queridos Hermanos ¡El Señor os dé la Paz!: Como ya es tradición, os escribimos en esta ocasión para saludaros y desearos una feliz Fiesta de nuestro Padre San Francisco. Que sea ésta una oportunidad para revitalizar nuestro carisma y compromiso en el Seguimiento de Cristo, según la Forma de Vida que nos ha dejado Francisco.

Pensando en el Año Sacerdotal, concluido recientemente, y también a petición de varios Hermanos, este año deseamos compartir con vosotros algunos puntos de reflexión sobre el Sacerdocio Ministerial a la luz de los Escritos de San Francisco, iniciando así una consideración sobre la identidad de los Hermanos llamados al Sacerdocio, como nos lo ha pedido el Capítulo General de 2009 en el Mandato 2. Más adelante tendremos la oportunidad de reflexionar sobre la identidad de los Hermanos Laicos.

Con el Pobrecillo de Asís y en sintonía con la Iglesia queremos profundizar desde la Fe en el Ministerio Sacerdotal «que no es un simple “oficio”, sino un Sacramento» (Benedicto XVI, Homilía, 11 de Junio de 2010). Precisamente por esto se trata de una realidad bella y grande, confiada a hombres escogidos «de entre los hombres y constituidos a favor de la gente» (Hebreos 5,1) y que muestra, sobre todo, la «Audacia de Dios, que se abandona en las manos de seres humanos; que, aún conociendo nuestras debilidades, considera a los hombres capaces de actuar y presentarse en Su Lugar. Esta Audacia de Dios es realmente la Grandeza que se oculta en la palabra “Sacerdocio”» (Benedicto XVI, l .c.).

«EL SEÑOR ME DIO... TANTA FE
EN LOS SACERDOTES» (TEST 6)

Hace ocho siglos, Francisco confesaba explícitamente, en el Testamento, su Fe convencida en los Sacerdotes, incluso «en los pobrecillos Sacerdotes»; Fe que nosotros estamos llamados a vivir hoy, redescubriendo el Significado del Ministerio Sacerdotal para nuestra Vida y Misión.

Para Francisco, el Sacerdocio debe ser visto, antes que todo, en relación «con el Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo…» y con las «Santas Palabras… de nuestro Señor Jesucristo, que los Clérigos dicen, anuncian y administran» (2CtaF 33-34). Esto significa concretamente que es a través del Ministerio Apostólico, del cual participan los Sacerdotes, como recibimos el Anuncio del Evangelio y los Sacramentos de la Salvación, a saber, el Bautismo, la Eucaristía y el Perdón de los pecados, que nos hacen verdaderos hijos de Dios y nos constituyen en miembros del Cuerpo de Cristo. Se entiende mejor, entonces, por qué Francisco siempre deseaba «recurrir a ellos [a los Sacerdotes]… Y no quiero tomar en consideración su pecado, porque veo en ellos al Hijo de Dios y son mis señores» (Test 6-9).

En la situación actual de la Iglesia es de fundamental importancia llegar a las raíces de esta realidad de la cual habla Francisco. Él nos ilumina para saber cómo comportarnos, en nuestra existencia concreta de creyentes, respecto a los Sacerdotes y, si somos Sacerdotes, respecto a nuestro Ministerio.

«Comprender de nuevo la grandeza y la belleza del Ministerio Sacerdotal» (Benedicto XVI, l.c.), quiere decir aceptar al mismo tiempo, con realismo y humildad, que esta Grandeza y esta Belleza están contenidas «en vasijas de barro» (2 Corintios 4,7) sin escandalizarse o, peor aún, separarse de la Iglesia que, a través del Ministerio de los Sacerdotes, nos permite tener pleno acceso a Jesús y Su Salvación.

«CONSIDERAD VUESTRA DIGNIDAD,
HERMANOS SACERDOTES» (CORD 23)

Francisco habló en diversas ocasiones de los Sacerdotes y de las actitudes que se deberían tener para con ellos. La Fraternidad que poco a poco se fue formando en torno a él comprendía tanto Clérigos como laicos, como lo demuestran algunos de sus Escritos: «y mis Hermanos benditos, tanto los Clérigos como los laicos, confiésense de sus pecados con los Sacerdotes de nuestra Religión» (Rnb XX, 1; cf. Rb VII, 2). Hacia el final de su Vida, cuando los Hermanos Sacerdotes eran más numerosos, dedicó a los «Hermanos Sacerdotes, los que son y serán y desean ser Sacerdotes del Altísimo» (COrd 14), una parte considerable de su Carta a toda la Orden, que está dirigida «a todos los Ministros y Custodios y Sacerdotes de la misma Fraternidad», calificándolos como «humildes en Cristo» (COrd 2). ¡Lo cual parece ser un recordatorio, un deseo y una amonestación!

La parte central del Mensaje, dedicado a los Sacerdotes, se refiere a la Celebración de la Eucaristía. Francisco les recuerda a los Sacerdotes que deben acercarse a este Sacramento, «puros» y también que ofrezcan «con reverencia, el Verdadero Sacrificio del Santísimo Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, y háganlo con intención santa y limpia, y no por cosa alguna terrena ni por temor o Amor de hombre alguno, como queriendo agradar a los hombres; sino que toda la voluntad, en cuanto es posible con la ayuda de la Gracia, se dirija a Dios, deseando agradar al Sólo Sumo Señor» (COrd 14-15). Esta acumulación repetitiva de cosas por hacer y por evitar denota en Francisco una cierta inquietud, porque existe la posibilidad de que las cosas pudieran ir diversamente.

Nos parece que esta preocupación no sólo se aplica al pasado. Las severas advertencias y las amenazas que siguen, tomadas de la Carta a los Hebreos, demuestran la seriedad con la que Francisco se pone delante de la Eucaristía y la Palabra de Dios.

Todo ello, sin embargo, contribuye a destacar la Grandeza incomparable —la Dignidad— del Sacerdocio. Con un realismo paradójico, Francisco habla del Hermano Sacerdote como de alguien que «toca con las manos, toma en el corazón y con la boca, y da a los demás para tomar no a quien ha de morir, sino a Quien ha de vivir eternamente y es Glorificado y a Quien los Ángeles desean contemplar» (COrd 22). Osa, incluso, comparar al Sacerdote con María que ha llevado a Cristo en Su Seno, con Juan Bautista que tembló al tocar la Cabeza de Jesús, con la Tumba donde yació Su Cuerpo (COrd 21). Aquí está el Sentido profundo del Ministerio que Dios ha conferido a los Sacerdotes y por lo que se les debe Amor, Reverencia y Honor.

Lo que sigue del Texto nos conduce a una profundización mayor: la Revelación de la Humanidad de Dios a través de la Eucaristía. La descripción muy realista —Carne y Sangre, mano que toca y distribuye, boca que come— se abre a un último y estupendo Misterio: Dios que se humilla en la Eucaristía, como lo hizo en el Momento de la Encarnación, dejando el Seno Glorioso del Padre para asumir la fragilidad de la condición humana (cf. 1Am 17-18; 2CF 4). El hacerse Carne ya manifestaba el Abajamiento de Dios, Su Kénosis; en la Eucaristía, esta realidad va todavía más allá: ni siquiera asume un cuerpo humano, sino que se hace presente bajo el Signo del Pan, una simple cosa cotidiana. «Mirad, Hermanos, la Humildad de Dios —exclama Francisco— y derramad ante Él vuestros corazones; humillaos también vosotros, para ser enaltecidos por Él. Por consiguiente, nada de vosotros retengáis para vosotros mismos, para que enteros os reciba El que Todo Entero se os entrega» (COrd 28-29). La Humildad de Dios manifestada en la Eucaristía es presentada por Francisco como Base y Fundamento de la Vocación Evangélica a la que hemos sido llamados.

NUESTRA FE EN LOS SACERDOTES
Y NUESTRA EXPERIENCIA

La visión que Francisco tiene del Ministerio Sacerdotal puede parecer teórica, idealista: no obstante, es inspiradora del comportamiento que debemos tener también hoy en día.

Somos conscientes de que la estima que se tienen actualmente de los Sacerdotes no es muy alta. Algunas situaciones conocidas por todos lo demuestran claramente: además de la disminución de las Vocaciones al Sacerdocio en muchos países, la falta de Fe generalizada que se vive en el mundo y en la Iglesia, las acusaciones de abusos cometidos a menores de parte de algunos Sacerdotes, el mismo estilo de vida que conduce al Sacerdote frecuentemente a vivir “separado” de los fieles laicos, hacen que la estima por el Ministerio Sacerdotal y la Fe en los Sacerdotes desminuya cada vez más.

Sin embargo, estamos invitados a renovar nuestra Fe sobre aquello que fundamenta el Ministerio Sacerdotal, reafirmando su necesidad para la Iglesia, aún reconociendo que los Sacerdotes, como la misma Iglesia, no son seres perfectos. Para poder vivir todo ello, no hay otra cosa mejor que meditar el siguiente Texto personal de Francisco: «el Señor me dio, y me sigue dando, tanta Fe en los Sacerdotes…, por su ordenación, que, si me persiguieran, quiero recurrir a ellos. Y si yo tuviera tanta sabiduría como la que tuvo Salomón y me encontrara con los pobrecillos Sacerdotes de este mundo, no quiero predicar en las Parroquias en que habitan si no es conforme a su voluntad.

Y a éstos y a todos los demás Sacerdotes quiero temer, amar y honrar como a mis señores. Y no quiero tomar en consideración su pecado, porque veo en ellos al Hijo de Dios y son mis señores. Y lo hago por esto: porque en este mundo nada veo corporalmente del mismo Altísimo Hijo de Dios sino Su Santísimo Cuerpo y Su Santísima Sangre, que ellos reciben y sólo ellos administran a los demás» (Test 6-10).

«La Orden de los Hermanos Menores, por su propia naturaleza, se compone de Hermanos Clérigos y laicos» (CCGG 3,1). Nuestra Vocación Franciscana, por tanto, no está necesariamente ligada al Sacerdocio.

Aquí es válido lo que escribió el Apóstol: «Que permanezca cada cual en el estado en que se hallaba cuando Dios lo llamó» (1 Corintios 7,20); sobre todo cuanto Jesús dijo a sus Apóstoles: «No me habéis elegido vosotros a Mí; más bien os he elegido Yo a vosotros» (San Juan 15,16). La Vocación Sacerdotal, como la laical, no es una elección nuestra, sino una Llamada específica del Señor. Nuestra tarea es simplemente el responder con generosidad. En toda Vocación reconocemos un Don del Señor a la Iglesia y a la humanidad. Iguales por la Profesión (cf. CCGG 3,1), todos estamos llamados a vivir como Hermanos y según las exigencias de la común Vocación y Misión: «en la diversidad de Ministerios todos los Cristianos son llamados a responder a la Palabra del Señor que envía a anunciar la Buena Nueva del Reino» (PdE 25). Quien ha sido llamado a ejercer el Ministerio Sacerdotal debe recordar siempre que el Ministerio no puede ser tomado como una promoción humana o una dignidad personal que nos sitúa en nuestras Fraternidades por encima de nuestros Hermanos laicos o sobre los fieles laicos en la Iglesia. En profunda comunión con todos, especialmente con los últimos, y en espíritu de Conversión eclesial, abiertos a una Misión compartida (cf. PdE 25), para nosotros el Sacerdocio ha de vivirse según cuanto exige nuestra identidad de Hermanos Menores, como se indica en nuestras Constituciones Generales y en las Prioridades.

De este modo el Don del Sacerdocio en la Orden, será una gran Riqueza para construir el Reino entre nosotros.

Queridos Hermanos, he aquí algunas ideas para estimularnos a una reflexión más amplia acerca de la identidad de los Hermanos que han sido llamados al Ministerio Sacerdotal. Os invitamos, pues, a continuar dichas reflexiones en vuestra Fraternidad, Provincia o Custodia. Os invitamos, especialmente, a reflexionar sobre el punto de partida, la Humildad de Dios, como escribió Francisco o sobre la Audacia de Dios, como ha dicho Benedicto XVI.

No podemos concluir de mejor manera que citando las palabras de Francisco: «y a todos los Clérigos tengámoslos por señores nuestros en las cosas que miran a la Salvación del alma y no se desvían de nuestra Religión; y veneremos en el Señor su Orden y Oficio y Ministerio» (Rnb XIX, 3). Sobre todos vosotros, amados Hermanos, Clérigos y laicos, desciendan abundantes Bendiciones del Señor.

Fuente:

29/9/10

Más Enseñanzas de nuestros amadísimos Cardenales, en este caso, de Su Excelencia Angelo Bagnasco, Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana


Más Enseñanzas de nuestros amadísimos Cardenales,
en este caso, de Su Excelencia Angelo Bagnasco,
Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana

Miércoles 29 de Septiembre del 2010, Año Santo Jubilar Mariano

“Crucifijo es fundamental en Historia de
Europa”, dice Cardenal Bagnasco

“Es necesario hacer presente la voz Católica en la esfera pública”, explica.

ROMA, 14 Jul. 10 / 08:02 p.m. (ACI)

En Entrevista concedida a L’Osservatore Romano, el Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Cardenal Angelo Bagnasco, defiende la Libertad Religiosa con un acento especial en la controvertida sentencia del tribunal de Estrasburgo sobre la prohibición de los Crucifijos; explica el desafío del laicismo como una laicidad mal entendida; habla sobre la Reforma en la Iglesia señalada por el Papa Benedicto, así como de la Alegría y la Responsabilidad de ser Sacerdote como fruto del Año Sacerdotal.
     
Al referirse al primer tema, el del Crucifijo, el también Arzobispo de Génova, resaltó que sobre la decisión que debe tomar la Corte ante el amparo del Gobierno Italiano, espera "un poco de buen sentido. Es extraño que incluso hoy, cuando la relación intercultural se hace más exigente, a causa de la creciente movilidad, se pretenda luego censurar una de las matrices fundamentales de la Historia de nuestro continente".

"Hacer hipótesis, como han hecho algunos, sobre que el Crucifijo niega la laicidad del Estado, que no debería inclinarse hacia ninguna opción Religiosa o confesional, significa olvidar que antes del Estado está la gente, existe un humus profundo que identifica el sentir común de gran parte de la población Italiana".

Tras señalar que rechazar el Crucifijo significa "renunciar también a aquella riqueza de las Culturas que se debería tutelar y defender", el Purpurado denuncia que existe actualmente en la sociedad una mal entendida forma de laicidad que es el laicismo.

Este laicismo "ignora el hecho Religioso, si es que no lo excluye explícitamente. Se trata en realidad de una grave amputación del sentido del Estado, que obviamente no tiene competencia en el campo Religioso, ni persigue finalidades Religiosas, pero debe reconocer, respetar y promover la Dimensión Religiosa".

"Detrás de la Libertad Religiosa está la decisiva experiencia de la Libertad humana, sin la cual se pone en riesgo no sólo la Fe, sino incluso la Democracia. Detrás de la llamada neutralidad del Estado está presente un prejuicio que parece no acabar, que el mismo Benedicto XVI desde hace tiempo enfrenta con sus Reflexiones: el prejuicio de sacar a Dios del espacio público, reduciéndolo a una cuestión privada".

Al hablar luego de la Obra de Reforma que lleva a cabo el Santo Padre en la Iglesia, el Cardenal Bagnasco indica que el Papa "llama a todos los Católicos a una Obra de Autorreforma y pide a toda la Iglesia seguir un camino de Purificación. Esta indicación es sin duda una provocación no sólo para el mundo Eclesial, sino para la misma sociedad civil".

"Esa Línea de marcha no es sólo ‘Espiritualista’, como afirma alguno, al contrario, celebra una inmensa Fuerza renovadora, una Fuerza concreta y de acción que la Historia ya conoce. En una etapa en la que tendencialmente todos buscan defenderse a sí mismos y, ante la posibilidad de denigrar a otros, el Papa invita a poner el pecho y a no mirar las culpas de los otros, llamando a poner la conciencia individual al frente para que ante Dios cada uno se reconozca en la Verdad".

Luego de explicar que es cierto que las insidias más grandes en la Iglesia, como dijera el Papa hace unos días, no vienen de fuera sino de dentro, el Arzobispo se refirió a la importancia de contar con Políticos Católicos también en Italia que trabajen por el Bien común.

En la parte final de la Entrevista, el Cardenal habla sobre los frutos del Año Sacerdotal querido por el Papa Benedicto XVI, y que concluyó con una gran Reunión de Presbíteros que junto al Santo Padre, reflexionaron sobre la Identidad del Sacerdote y su Misión.

"El Año Sacerdotal —dijo— ha sido por voluntad de Benedicto XVI, una Ocasión extraordinaria para redescubrir la Belleza, la Alegría y la Responsabilidad del Sacerdocio y del Ministerio Pastoral. Y también para recordar la Santidad que exige".

"La Vocación Sacerdotal es de hecho un Don inestimable que no cancela la conciencia de los límites humanos, pero exalta la Opción del Señor Jesús, que se hace cercano a cada hombre a través del Servicio discreto y fiel de tantos Párrocos y Sacerdotes, y estos, a través del Evangelio y los Sacramentos, abren el mundo a Dios y hacen más humano nuestro territorio", resaltó el Cardenal Bagnasco.

Fuente:

12/9/10

Palabras lindísimas para los Sacerdotes y Diáconos de Mons. Braulio Rodríguez, Arzobispo de Toledo, España


Palabras lindísimas para los Sacerdotes y
Diáconos de Mons. Braulio Rodríguez,
Arzobispo de Toledo, España

Domingo 12 de Septiembre del 2010, Año Santo Jubilar Mariano

“Ser Sacerdote da una alegría y ganas
de vivir increíbles”, dice Arzobispo

TOLEDO, 05 Jul. 10 / 08:24 p.m. (ACI/Europa Press)

El Arzobispo de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez, ha animado este Domingo a los seis nuevos Sacerdotes y 15 Diáconos de la Diócesis, a los que ha ordenado en la Catedral Primada, a que celebren "siempre" la Eucaristía con "Amor, temblor y alegría profunda".

Según ha asegurado Mons. Rodríguez en la Homilía celebrada en la Capital regional, donde también han estado presentes cinco Obispos, dos Abades Mitrados y cerca de dos centenares de Sacerdotes; "éste es un día de alegría para toda la Diócesis" con "nuevos Sacerdotes y nuevos Diáconos de Jesucristo, para el servicio del Pueblo de Dios".

De este modo, ha agradecido tanto la labor realizada por los Seminarios Mayor y Menor "por cuanto habéis hecho en la Formación de estos jóvenes", como a la familia de los nuevos Presbíteros y Diáconos. También ha felicitado a las Parroquias de las que salieron y en las que han trabajado.

Tras recordar las palabras del Papa Benedicto XVI en la Clausura del Año Sacerdotal, el Arzobispo de Toledo ha dicho a los jóvenes "que esta Vocación, esta comunión de servicio por Dios y con Dios, existe; más aún, que Dios está esperando nuestro 'sí'".

Por ello, ha manifestado que, junto con la Iglesia, "tenemos que pedir a Dios esta Vocación", añadiendo que "otro tipo de sacerdocio sería bien acogido por muchos en nuestra sociedad de débil pensamiento, pero sería un fracaso y una infidelidad a lo que nos dice Cristo, a la Audacia de Dios que confía en nuestra limitación y pequeñez".

En este sentido, y tras asegurar a los Ordenandos que "no quiero yo dorar ninguna píldora", ha asegurado que "ser Sacerdote es un riesgo y una responsabilidad, pero es posible y da una alegría y unas ganas de vivir increíbles". Además, ha añadido que Dios "no nos dejará sólos" y se ha mostrado "particularmente contento" de acoger en el seno del 'Presbiterio' Toledano a estos seis nuevos Sacerdotes y de ordenar a los nuevos Diáconos.

"Acontecimiento de Gracia"

"Nos sentimos, de este modo, invitados todos a entrar en el 'Misterio', en el Acontecimiento de Gracia que se realiza esta tarde en vuestros corazones con la Ordenación Sacerdotal y Diaconal. Dejémonos, pues, iluminar por la Palabra de Dios que ha sido proclamada ante nosotros", ha manifestado.

Tras ello, ha explicado que una de las características "más llamativas" del seguimiento de Jesús, es el carácter absoluto de Sus Exigencias conforme al Mensaje del Reino. "Jesús no quiere Discípulos con el corazón dividido, los quiere convencidos de la absoluta Novedad del Reino, y entregados a Él con todas las fuerzas de su corazón", ha afirmado. "Es bueno el entusiasmo en nuestra declaración de seguir al Señor; pero conviene también el realismo de la dificultad de esta empresa", ha apuntado Mons. Rodríguez, quien ha preguntado si "pide Jesús unas exigencias que sobrepasan lo que humanamente puede pedirse".

"Estoy seguro que no es así. Lo que sí parece es que al Señor no le gustan los indecisos o la blandura de una fe 'light', al estilo de nuestro mundo, Él pide que seamos honestos y no nos engañemos, exige que arando se eche mano al arado y no se siga mirando atrás, pero quiere siempre la libertad y la concentración que da su seguimiento, no personas sin rumbo o sin decisión, de lo contrario no se ara bien", ha concluido.

Fuente:


Excelentísimo Mons. Braulio Rodríguez
Arzobispo de Toledo, España

10/9/10

Bellísimo Ángelus de Su Santidad Benedicto XVI en Junio acerca del Sacerdocio Ministerial y algunos Ejemplos de Santos y Beatos


Bellísimo Ángelus de Su Santidad Benedicto XVI
en Junio acerca del Sacerdocio Ministerial
y algunos Ejemplos de Santos y Beatos

Viernes 10 de Septiembre del 2010, Año Santo Jubilar Mariano

BENEDICTO XVI
ÁNGELUS
Plaza de San Pedro
Domingo 13 de Junio de 2010

Queridos hermanos y hermanas:

En los días pasados ha concluido el Año sacerdotal. Aquí, en Roma, hemos vivido días inolvidables, con la presencia de más de quince mil Sacerdotes de todas las partes del mundo. Por eso, hoy deseo dar gracias a Dios por todos los Beneficios que este Año ha producido a la Iglesia Universal. Nadie podrá medirlos nunca, pero ciertamente ya se ven sus Frutos y se verán todavía más.

El Año sacerdotal concluyó en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, que tradicionalmente es la «Jornada de Santificación Sacerdotal»; esta vez lo ha sido de manera especial. En efecto, queridos amigos, el Sacerdote es un Don del Corazón de Cristo: un Don para la Iglesia y para el mundo. Del Corazón del Hijo de Dios, desbordante de Caridad, proceden todos los Bienes de la Iglesia y en Él tiene su origen de modo especial la Vocación de aquellos hombres que, conquistados por el Señor Jesús, lo dejan todo para dedicarse completamente al Servicio del pueblo Cristiano, siguiendo el Ejemplo del Buen Pastor.

El Sacerdote es plasmado por la misma Caridad de Cristo, por el Amor que lo impulsó a dar la Vida por sus amigos y también a perdonar a sus enemigos. Por eso los Sacerdotes son los primeros Obreros de la Civilización del Amor.

Y en este momento pienso en numerosos modelos de Sacerdotes, conocidos y menos conocidos, algunos elevados al Honor de los Altares, y en otros cuyo recuerdo permanece indeleble en los fieles, quizá en una pequeña comunidad Parroquial. Como sucedió en Ars, la aldea de Francia donde desempeñó su Ministerio San Juan María Vianney. No hace falta añadir nada a lo que ya se ha dicho en los meses pasados. Pero su Intercesión nos debe seguir acompañando aún más de ahora en adelante. Que su Oración, su «Acto de Amor», que tantas veces hemos recitado durante este Año Sacerdotal, continúe alimentando nuestro coloquio con Dios.

Quiero recordar otro Ejemplo: el Padre Jerzy Popiełuszko, Sacerdote y Mártir, que fue proclamado Beato precisamente el Domingo pasado en Varsovia. Desempeñó su generoso y valiente Ministerio junto a quienes se comprometían por la Libertad, por la Defensa de la Vida y de su Dignidad. Esta Obra al servicio del Bien y de la Verdad era un Signo de contradicción para el régimen que entonces gobernaba en Polonia. El Amor del Corazón de Jesús lo llevó a dar la Vida, y su Testimonio ha sido Semilla de una nueva Primavera en la Iglesia y en la sociedad. Si analizamos la Historia, podemos observar cuántas páginas de auténtica renovación espiritual y social han sido escritas con la contribución decisiva de Sacerdotes Católicos, movidos sólo por el Celo por el Evangelio y por el hombre, por su auténtica Libertad, Religiosa y civil. ¡Cuántas iniciativas de promoción humana integral se han puesto en marcha por la intuición de un corazón Sacerdotal!

Queridos hermanos y hermanas, encomendemos al Corazón Inmaculado de María, cuya Memoria Litúrgica celebramos ayer, a todos los Sacerdotes del mundo para que, con la Fuerza del Evangelio, sigan construyendo en todas partes la Civilización del Amor.

Después del Ángelus

Esta mañana, en Eslovenia, el Cardenal Bertone, como Legado mío, presidió la Celebración conclusiva del Congreso Eucarístico Nacional, en la que proclamó Beato al joven Mártir Lojze Grozde. Era particularmente devoto de la Eucaristía, que alimentaba su Fe inquebrantable, su capacidad de Sacrificio por la Salvación de las almas y su Apostolado por la Acción Católica para llevar a los demás jóvenes a Cristo.

Ayer, en España, fue Beatificado Manuel Lozano Garrido, laico y Periodista; a pesar de la enfermedad y la invalidez trabajó con espíritu Cristiano y con Fruto en el campo de la Comunicación Social. Precisamente en esta Diócesis Andaluza [de Jaén], y en concreto en la ciudad de Linares, tuvo lugar ayer la Beatificación de Manuel Lozano Garrido, fiel laico que supo irradiar con su Ejemplo y sus Escritos el Amor a Dios, incluso entre las dolencias que lo tuvieron sujeto a una silla de ruedas durante casi veintiocho años. Al final de su Vida perdió también la vista, pero siguió ganando los corazones para Cristo con su Alegría serena y su Fe inquebrantable. Los Periodistas podrán encontrar en él un Testimonio elocuente del Bien que se puede hacer cuando la pluma refleja la Grandeza del alma y se pone al servicio de la Verdad y las Causas Nobles.

Fuente:

 

27/8/10

Extraordinaria Labor del Clero se suma a los magníficos Resultados del Año Sacerdotal en el Hermano País de Indonesia


Extraordinaria Labor del Clero se suma a los
magníficos Resultados del Año Sacerdotal
en el Hermano País de Indonesia

Viernes 27 de Agosto del 2010, Año Santo Jubilar Mariano

ASIA/INDONESIA - El Desafío de los Sacerdotes:
Mostrar el Rostro de Dios-Amor en un País Musulmán

Yakarta (Agencia Fides) – “El principal Desafío de los Sacerdotes en un País de mayoría Islámica como Indonesia, es el demostrarle a todos que Dios es Amor y testimoniar que Dios es Misericordia. En un mundo cada vez más globalizado, expuesto a los desafíos del secularismo y del fundamentalismo, el Sacerdote tiene la tarea de ayudar a las personas a experimentar auténticamente a Dios en la propia Vida, en la Verdad y Libertad”: es cuanto dice a Fides Su Exc. Mons. Suharyo, Arzobispo Coadjutor de Yakarta, en la Conclusión del Año Sacerdotal.

El Arzobispo acaba de conducir y predicar un Retiro de cuatro días con más de 213 Sacerdotes provenientes de 23 Diócesis de Indonesia, entre estos Sacerdotes de 19 diferentes Congregaciones Religiosas presentes en el País. El Retiro fue organizado en Yakarta para cerrar el Año Sacerdotal, “en comunión con el Santo Padre y con toda la Iglesia Universal, en concomitancia con la Santa Misa celebrada en San Pedro”, resalta a Fides el Arzobispo. “Hemos reflexionado sobre el Sentido del Sacerdocio y sobre el Testimonio a dar en nuestra Nación, tan plural y variada; hemos hablado de nuestra Espiritualidad y de la necesitad de ofrece un Testimonio de Vida creíble. Todo partiendo de la Figura del Cura de Ars y de la conciencia que el Primer Ejemplo para nosotros es Cristo, el Primer Sacerdote”.

El Arzobispo resalta que en Indonesia la Figura del Sacerdote “es generalmente apreciada y respetada por la gente, en cuanto es visto como Hombre de Dios, que pone en contacto con lo Sagrado. En este background cultural Indonesio es muy importante, de modo que los Sacerdotes son personas escuchadas y estimadas”.

Sobre los Frutos del Año sacerdotal en el País Musulmán más poblado en el mundo, Mons. Suharyo nota “el crecimiento y profundización de la comunión entre Sacerdotes en Indonesia y la sensibilización del laicado: los laicos han rezado y ayunado por la Santidad de sus Sacerdotes, y esto ha sido para nosotros muy significativo”. Además “muchos jóvenes se han acercado a la Figura del Sacerdote, han pedido saber más y experimentar el Camino de Vida Sacerdotal: para la Iglesia esto es la oportunidad y la tarea de ayudarlos a discernir la Llamada y la Voluntad de Dios en su Vida”. Se espera, de este modo, que el Año Sacerdotal pueda llevar un incremento de las Vocaciones para el futuro. (PA) (Agencia Fides 12/6/2010)

Fuente:


13/7/10

Mensaje de los Padres de la Parroquia San Pedro Montes de Oca, Costa Rica, en torno al inolvidable Año Sacerdotal

Mensaje de los Padres de la Parroquia

San Pedro Montes de Oca, Costa Rica,

en torno al inolvidable Año Sacerdotal


Martes 13 de Julio del Año del Señor 2010


LA VOZ DEL PASTOR

No estábamos preparados

para un año como éste


«No imaginamos hace un año todo lo que implicaría que nuestro santo Padre Benedicto XVI declarara un año sacerdotal, no podíamos proyectar en aquel momento todo lo que eso implicaba. Hemos de confesar que no estábamos preparados.


No estábamos preparados para vivir experiencias tan fuertes de oración por las vocaciones y por los sacerdotes, conocer experiencias de oración por nosotros, en todos los países, en todas las iglesias. No estábamos preparados para recibir las bendiciones de Dios a través de las horas santas celebradas por nuestra santificación e incluso por nuestra conversión, todos los jueves, desde las catedrales más imponentes hasta las capillas más sencillas se ofrecieron ruegos por nosotros.


No estábamos preparados para tanta muestras de cariño, de solidaridad, de compañía para con nosotros. No estábamos preparados para ver la creatividad de los fieles laicos que “inventaban” actividades teniendo como excusa este año sacerdotal, rosarios, vía crucis, jornadas de oración, palancas, padrinos, etc.


Pero tampoco estábamos preparados para vivir uno de los años donde la prensa ha sido más dura con clero, donde se han publicado y en muchos casos, maximizado los pecados de algunos de nuestros hermanos sacerdotes, no estábamos preparados.


Sin no estar preparados somos conscientes de que este año sacerdotal ha sido una gracia inmensa ciertamente para todo la Iglesia pero especialmente para nosotros los sacerdotes.


El Padre Francisco, Padre Alberto, Padre José Eduardo y yo queremos manifestar nuestro agradecimiento, queremos decirles gracias por todo lo que hemos recibido en este año sacerdotal. Nuestro corazón está lleno de agradecimiento para con ustedes porque han sido muchos los gestos, desde una oración hasta un pedazo de pan, desde un golpe en la espalda hasta una sonrisa, desde un sacrificio hasta un abrazo, han sido muchos y diferentes los gestos de cariño para con nosotros.


La forma de agradecerles es darles lo que tenemos, y lo que tenemos es un sacerdocio para el servicio de ustedes, si hoy después de un año tan especial somos mejores sacerdotes lo seremos en beneficio de ustedes.


No estábamos preparados para recibir todo lo que hemos recibido en este año, pero que bueno que lo hemos recibido porque entonces es cuando me he dado cuenta que verdaderamente lo necesitábamos. Gracias a todos. Sigamos orando unos por otros.


¡Oh Jesús Pastor Eterno de las almas, dános muchos y santos sacerdotes!


Padre Toto padretoto@gmail.com

AMÉN.»


Last Updated ( Monday, 14 June 2010 )


Fuentes:

http://www.parroquiadesanpedro.com/

http://www.parroquiadesanpedro.com/index.php?option=com_frontpage&Itemid=1

28/6/10

En China se celebró la Clausura del Año Sacerdotal en los Seminarios y además habrá un lindo Festival Vocacional de Verano del 12 al 18 de Julio

En China se celebró la Clausura del Año Sacerdotal

en los Seminarios y además habrá un lindo Festival

Vocacional de Verano del 12 al 18 de Julio


Lunes 28 de Junio del Año del Señor 2010


ASIA/CHINA - También los Seminarios Chinos

celebran la Clausura del Año Sacerdotal


Pekín (Agencia Fides) – Diversos Seminarios Chinos están celebrando en estos días la Clausura del Año Sacerdotal, en comunión con la Iglesia Universal, siguiendo las indicaciones del Papa. Según las informaciones recogidas por Agencia Fides, la alegría y la acción de gracias al Señor fueron la característica principal de este Año Sacerdotal vivido por los futuros Sacerdotes Chinos del continente.


El Seminario de He Bei organizó una Representación Teatral de Textos Bíblicos para destacar el agradecimiento de los Seminaristas al Señor por haber sido llamados, y también para poner en relieve el grande valor de la Vocación Sacerdotal. La comunión vivida entre los Sacerdotes ha sido un reflejo de la alegría de la Vida Sacerdotal, ya en su periodo de preparación, en el Seminario.


En el Seminario de la Provincia de Si Chuan, la Solemne Clausura del Año Sacerdotal tuvo lugar con una amplia participación de Sacerdotes, Seminaristas, Religiosas y laicos llegados de 5 Diócesis de la Provincia. Además de la Oración y del recuento de las Actividades realizadas durante el año, los participantes concluyeron la Celebración con la Adoración Nocturna y la Bendición Eucarística luego de haber escuchado una Meditación Espiritual sobre el Tema “El sentido y el valor del Sacerdocio”.


La Clausura del Año Sacerdotal en la Diócesis de Ji Ling fue ocasión para relanzar la Promoción Vocacional: efectivamente, la Comisión Diocesana de Promoción Vocacional ha anunciado un Festival Vocacional de Verano sobre el Tema “Acercar las Vocaciones”, que se realizará del 12 al 18 de julio. (NZ) (Agencia Fides 11/06/2010)


Fuente:

http://www.fides.org/aree/news/newsdet.php?idnews=28905&lan=spa


18/6/10

Homilía de Monseñor Hugo Barrantes Ureña, Arzobispo de San José, Costa Rica, en la Santa Misa de Clausura del Año Sacerdotal

Homilía de Monseñor Hugo Barrantes Ureña,

Arzobispo de San José, Costa Rica, en la

Santa Misa de Clausura del Año Sacerdotal


Viernes 18 de Junio del Año del Señor 2010


HOMILÍA EN LA CLAUSURA AÑO SACERDOTAL


Catedral Metropolitana, 11 Junio 2010.


El Papa Benedicto XVI convocó, oficialmente, un Año Sacerdotal con ocasión del 150 Aniversario de la muerte de Juan María Vianney. Se inició con la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús del 2009 y se clausura hoy, en la misma Solemnidad.


“El Sacerdocio es el Amor del Corazón de Jesús”, repetía con frecuencia el Santo Cura de Ars. Esta definición de San Juan María Vianney está llena de sabiduría evangélica. “Pedro, ¿me amas?... Apacienta mis corderos” (San Juan 23, 15-17). Amar y apacentar, estas admirables palabras del Señor, no son cosas distintas: porque pastorear, cuidar las almas, es algo que se hace con un Amor que significa estar fundido con el Amor de Jesucristo… En todo caso, seremos Curas de almas en la medida en que sepamos pastorear, esto es, amar, con el Amor del propio Jesucristo” (Benedicto XVI).


Las lecturas de la Solemnidad de hoy derraman abundante luz para acercarnos a ese Misterio del Amor incondicional que Dios mantiene y que en el Corazón de Jesús se revela claramente.


I. Lecturas: Dios es Amor.


1. Dios apacienta su rebaño (Ezequiel 34, 11-16).


“Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas siguiendo su rastro”. Esta imagen del Pastor, diseminada por el Antiguo Testamento, se la aplica Jeremías a Dios (48, 15) que hace de Él el “Pastor de Israel”. Esta misma imagen la recogen numerosos Salmos. El Salmo 22, que hemos recitado, expresa la realidad de la experiencia vivida por el Pueblo de Dios, que conducido por su Pastor se siente gozoso, libre de toda aflicción. El Señor buscará la oveja perdida: “Buscaré las ovejas perdidas, haré volver a las descarriadas, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas; a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré debidamente”.


La Parábola proclamada en el Evangelio y esta Profecía de Ezequiel son el verdadero Retrato de Dios, valedero para siempre. Por otra parte, Él mismo se presenta así a cada uno de nosotros.


2. 2da. Lectura: La prueba de que es Pastor y de que nos ama (Romanos 5, 5-11).


San Pablo, en su Carta a los Romanos, quiere expresar la realidad de este papel de Pastor, adoptado por Dios. “La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros”. Anteriormente había afirmado el Apóstol que el Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado. Esto hace que podamos vivir con serenidad, con seguridad, incluso que podamos gloriarnos del Dios que nos ha amado tanto y nos sigue amando.


3. Evangelio: Somos buscados y encontrados. (San Lucas 15, 3-7)


El Amor de Dios a los hombres se expresa aquí mediante una Parábola conocida y siempre emotiva: la de la oveja perdida, angustiosamente buscada, a la que el Pastor coloca sobre sus hombros al encontrarla y por cuyo hallazgo se celebra una fiesta: “He encontrado la oveja que se me había perdido” (San Lucas 15, 3-7). No puede expresarse mejor el Amor solícito con que Dios nos ama. Acude a la memoria el pasaje del Evangelio de Juan en que Cristo dice: “…la voluntad del Padre que me ha enviado es que no pierda nada de lo que Él me dio” y también: “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna: no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano” (San Juan 10, 27-28); o “Yo doy mi vida por las ovejas” (San Juan 10, 15). Esta Parábola, sin duda, es una buena expresión de la Misericordia de Dios, que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y que viva. (cf. Ezequiel 18, 23).


Podemos decir que Dios se especializa en objetos “perdidos”. El Sacerdote, hoy, además de buen pastor, debe ser un excelente pescador.


II. El Cura de Ars.


El secreto del Cura de Ars es que, sintiéndose amado por Dios, habiendo bebido de la fuente de Amor que brota del Corazón de Cristo, abierto por la lanza del soldado, hizo de su vida Sacerdotal una entrega amorosa a Cristo.


En el marco del Año Sacerdotal, la Iglesia ha propuesto el ejemplo de San Juan María Vianney, como un modelo preclaro de Sacerdote entregado para la Salvación de los que Cristo le confió. Sabemos que el secreto de su eficacia apostólica se encontraba en su vida austera, pobre, obediente, y sobre todo, en su inmensa caridad y celo apostólico que le llevaba a considerar pequeño cualquier sacrificio con tal de querer acercar a los demás a Dios.



El Papa Juan Pablo II, en la Carta a los Sacerdotes del año 1986 lo recuerda con estas palabras:


“Cuántas cruces se le presentaron al Cura de Ars en su Ministerio: calumnias de la gente, incomprensiones de un vicario coadjutor o de otros Sacerdotes, contradicciones, una lucha misteriosa contra los poderes del infierno y, a veces, incluso la tentación de la desesperanza en la noche Espiritual del alma. No obstante, no se contentó con aceptar estas pruebas sin quejarse; salía al encuentro de la mortificación imponiéndose ayunos continuos, así como otras rigurosas maneras de “reducir su cuerpo a servidumbre” como dice San Pablo. Más, lo que hay que ver en estas formas de penitencia a las que, por desgracia, nuestro tiempo no está acostumbrado, son sus motivaciones: el Amor a Dios y la conversión de los pecadores. Así interpela a un hermano Sacerdote desanimado: “Ha rezado… ha gemido… pero ¿ha ayunado, ha pasado noches en vela…?. Es la evocación de aquella admonición de Jesús a los Apóstoles: “Esta raza no puede ser lanzada sino por la oración y el ayuno”.


Podría decirse que Juan María Vianney quería, en cierto modo, arrancar a Dios las Gracias de la conversión no sólamente con sus Oraciones, sino también con el sacrificio de toda su vida. Quería amar a Dios por todos aquellos que no le amaban y a la vez, suplir en buena parte las penitencias que ellos no hacían. Era realmente el Pastor siempre solidario con su pueblo pecador.


Amados hermanos, Sacerdotes, no tengamos miedo a este compromiso personal marcado por la ascesis e inspirado por el Amor que Dios nos pide para ejercer dignamente nuestro Sacerdocio. Recordemos la reciente Reflexión de los Padres sinodales: “Nos parece que en las dificultades actuales Dios quiere enseñarnos, la manera más profunda, el valor, la importancia y la centralidad de la Cruz de Jesucristo. En el Sacerdote, Cristo vuelve a vivir su Pasión por las almas. Demos gracias a Dios que de este modo nos permite participar en la Redención con nuestro corazón y con nuestra propia carne”.


III. Momento Difícil.


Este “Año Sacerdotal” coincidió con algunos escándalos, secundados con una campaña mediática que cuestionó la figura del Sacerdote Católico.


La Iglesia es la barca de Pedro, navega en la tormenta, es de origen divino, pero sus miembros somos humanos; esto provoca crisis. Las crisis deben llevarnos a corregir, a pedir perdón, a enmendar. Algunos se valen de las mismas para intentar destruir.



Estar obligado a la veracidad y a la verdad no significa que uno deba decir, siempre, de otro más que cosas buenas. La virtud de la veracidad exige que en determinada circunstancia estemos dispuestos a descubrir fallos de otros, sobre todo cuando el fallo de un individuo daña el bien común. Lo que no está justificado son los juicios globales negativos. Se recogen algunos casos negativos y se infiere de ellos la conducta global de todo un grupo. Es el caso de los dolorosos actos de pederastia entre algunos Sacerdotes. Se ha hecho, injustamente, un juicio global: tales circunstancias se dan exclusivamente en la Iglesia Católica y la causa es el celibato sacerdotal. Dos afirmaciones, dos juicios globales falsos. Esto nos hace pensar en una campaña mediática anticatólica.


Antes de elegir a sus primeros Discípulos, Jesús subió a la montaña a orar toda la noche. Esto significa que Jesús no eligió a Judas para que lo traicionara; lo eligió para que fuera fiel como todos los demás Apóstoles. Pero Judas era libre y permitió que Satanás entrara en él, y se convirtió en un terrible traidor. Olvidó que era una vasija de barro, no escuchó la advertencia de Cristo: “Velad y orad, para que no caigáis en tentación; el espíritu está pronto, pero la carne es débil”. (San Marcos 14, 38).


Los elegidos de Dios podemos traicionarlo. Pero, la Iglesia no se centró en el escándalo de Judas; si hubiera sido así, la Iglesia hubiera estado acabada antes de comenzar a crecer. La Iglesia reconoce que no se juzga algo por aquellos que no lo viven, sino por quienes sí lo viven.


Los once, también hechos de barro, cobraron ánimo y siguieron adelante. Es curioso que los medios casi nunca prestan atención a los buenos “once”; a tantos santos Sacerdotes que vivieron y viven una vida de silenciosa Santidad.


En la Carta a los Católicos de Irlanda sobre los abusos a menores perpetrados por eclesiásticos, el Papa reconoce los “errores” con humildad, y manifiesta, en nombre de la Iglesia, “vergüenza y remordimiento”. El Papa habla de catarsis, transparencia, reparación, renovación.


Hablando de los factores que contribuyen al problema, el Papa enumera entre ellos: “procedimientos inadecuados para determinar la idoneidad de los candidatos al Sacerdocio y a la Vida Religiosa, insuficiente formación humana, moral, intelectual y espiritual en los Seminarios y Noviciados”.


Sin duda, debemos tomar nota de esta advertencia del Papa.


Toda crisis que enfrenta la Iglesia, toda crisis que el mundo enfrenta, es una crisis de Santidad. La Santidad es crucial, porque es el rostro auténtico de la Iglesia. Precisamente uno de los objetivos del Año Sacerdotal, en palabras del Papa Benedicto XVI es: “promover el compromiso de renovación interior de todos los Sacerdotes, para que su testimonio evangélico en el mundo de hoy sea más intenso e incisivo”.


Todos tenemos la vocación de ser Santos, ¡incluyendo los laicos! Esta crisis es una llamada para que despertemos. Estos son tiempos duros para ser Sacerdotes, son tiempos duros para ser Católicos. Sólo se logra nadando contra corriente, yendo contra la moda. Pero también son tiempos magníficos para ser un Sacerdote hoy y tiempos magníficos para ser Católicos hoy.


Ante esta crisis que he mencionado, el Papa en una audacia nacida del Evangelio, ha reconocido sin vacilaciones el mal cometido por Sacerdotes y Religiosos, les ha exhortado a que asuman sus responsabilidades, ha condenado el modo erróneo de gestionar algunos casos por parte de las Autoridades Eclesiásticas, ha expresado todo el descontento que sentía por los hechos y ha tomado las medidas necesarias para evitar que se repitan.


A su vez, el Papa es consciente de que el hecho de cumplir las condenas, o el arrepentimiento y la penitencia de los autores de los abusos nunca serán suficientes para reparar el daño causado a las víctimas y a ellos mismos.


Pero, el Papa mismo abre una puerta a la esperanza, consciente de la dificultad de las víctimas y de los culpables, se atreve a rezar para que, acercándose a Cristo y participando de la vida de la Iglesia, puedan “llegar a redescubrir el infinito Amor de Cristo por cada uno de vosotros”, el Único capaz de sanar sus heridas y de reconstruir su vida. El Amor y la Misericordia, que brotan del Corazón de Cristo, herido por nuestros pecados, no niegan el pecado, pero abren siempre, para nosotros los pecadores, una puerta a la Esperanza y al Perdón.


IV. La Identidad Sacerdotal:


Uno de los objetivos del “Año Sacerdotal” ha sido fortalecer la identidad del Sacerdote. Son iluminadoras las palabras orientadoras del Papa Benedicto XVI (Congreso Teológico, 12-3-2010).


“El tema de la Identidad Sacerdotal, objeto de vuestra primera jornada de estudio, resulta determinante para el ejercicio del Sacerdocio Ministerial en el presente y en el futuro. En una época como la nuestra, tan «policéntrica» y tendente a difuminar todo tipo de concepción identitaria —considerada por muchos contraria a la libertad y a la democracia—, importa tener muy clara la peculiaridad teológica del Ministerio Ordenado para no ceder a la tentación de reducir éste a las categorías culturales dominantes. En un contexto de secularización extendida, que excluye progresivamente a Dios de la esfera pública y, tendencialmente, también de la conciencia social común, a menudo el Sacerdote resulta «extraño» al sentir común precisamente por los aspectos más fundamentales de su Ministerio, como los de ser hombre de lo Sagrado, sustraído al mundo para interceder a favor del mundo, constituido en dicha Misión por Dios y no por los hombres (cf. Hebreos 5, 1). Por este motivo importa superar peligrosos reduccionismos que, durante los últimos decenios, empleando categorías más funcionalistas que ontológicas, han presentado al Sacerdote como una especie de «operador social», amenazando así con traicionar el mismo Sacerdocio de Cristo.


Queridos hermanos Sacerdotes: En el tiempo en que vivimos, importa particularmente que la llamada a participar en el único Sacerdocio de Cristo a través del Ministerio Ordenado, florezca en el «carisma de la profecía». Hay gran necesidad de Sacerdotes que hablen de Dios al mundo y que presenten el mundo a Dios; de hombres no sujetos a efímeras modas culturales, sino capaces de vivir auténticamente esa libertad que sólo la certeza de la pertenencia a Dios puede dar. Como vuestro Congreso ha subrayado con acierto, la profecía más necesaria hoy en día es la de la fidelidad, la cual, arrancando de la Fidelidad de Cristo a la Humanidad, a través de la Iglesia y del Sacerdocio Ministerial, ha de llevar a vivir el propio Sacerdocio en adhesión total a Cristo y a la Iglesia. Y es que el Sacerdote no se pertenece ya a sí mismo, sino que, en virtud del carácter sacramental recibido (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1563 y 1582), es «propiedad» de Dios. Este su «ser de Otro» debe ser reconocible por todos por medio de un testimonio puro.


En su forma de pensar, de hablar, de enjuiciar los hechos del mundo, de servir y amar, de relacionarse con las personas, incluso en su vestimenta, el Sacerdote debe tomar fuerza profética de su pertenencia sacramental, de su ser profundo. Por consiguiente, debe poner toda atención en sustraerse a la mentalidad dominante, que tiende a asociar el valor del Ministro no a su ser, sino sólo a su función, desestimando así la Obra de Dios, que incide en la identidad profunda de la persona del Sacerdote, configurándolo consigo de manera definitiva (cf. ibíd., n. 1583).


El horizonte de la pertenencia ontológica a Dios constituye, además, el marco adecuado para comprender y reafirmar, también en nuestros días, el valor del sagrado celibato, que en la Iglesia latina es un carisma exigido con vistas al Orden sagrado (cf. Presbyterorum ordinis, n. 16) y es tenido en grandísima consideración en las Iglesias orientales (cf. CCEO, can. 373). Es auténtica profecía del Reino, signo de la consagración con corazón íntegro al Señor y a las «cosas del Señor» (1 Corintios 7, 32), expresión de la entrega de sí a Dios y a los demás (cf. Catecismo de la Iglesia católica, n. 1579).


Es la del Sacerdote, pues, una altísima Vocación que sigue siendo un gran misterio aún para quienes la hemos recibido como don. Nuestras limitaciones y nuestras debilidades han de inducirnos a vivir y a custodiar con profunda Fe semejante don valioso con el que Cristo nos ha configurado consigo, haciéndonos partícipes de su Misión Salvífica. En efecto, la comprensión del Sacerdocio Ministerial está ligada a la Fe y requiere, de manera cada vez más enérgica, una continuidad radical entre la formación recibida en el Seminario y la formación permanente. La vida profética sin transacciones con la que sirvamos a Dios y al mundo, anunciando el Evangelio y celebrando los Sacramentos, favorecerá el advenimiento del Reino de Dios ya presente y el crecimiento del Pueblo de Dios en la Fe.


Amadísimos sacerdotes: Los hombres y las mujeres de nuestro tiempo sólo nos piden que seamos hasta el final Sacerdotes y nada más. Los fieles laicos podrán encontrar en muchas otras personas lo que humanamente necesiten, pero sólo en el Sacerdote hallarán esa Palabra de Dios que debe florecer siempre en su boca (cf. Presbyterorum ordinis, n. 4); la Misericordia del Padre, dispensada abundante y gratuitamente en el Sacramento de la Reconciliación; el Pan de Vida nueva, «verdadero Alimento dado a los hombres» (cf. Himno del Oficio de Lecturas de la Solemnidad del Corpus Christi según el Rito Romano). Roguemos a Dios, por intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de San Juan María Vianney, que podamos darle gracias cada día por el don de nuestra Vocación y vivir con fidelidad plena y gozosa nuestro Sacerdocio”.


V. El Sacerdote que queremos


El Jueves Santo del 2001 los Obispos de Costa Rica dirigimos un Mensaje a nuestros Sacerdotes con el título: El sacerdote que queremos. Hoy hago mías las primeras palabras que fueron de gratitud. “Nuestra primera palabra es de gratitud por el esfuerzo enorme que ustedes realizan en la obra de Evangelización de nuestros pueblos… Este Mensaje… es en verdad, una palabra de aliento y estímulo en la tarea que realizan con tanta dedicación y además tengan la certeza de que estamos apoyándolos con nuestra Plegaria y con nuestra solicitud pastoral”.


Quiero pedirles que, en diversos momentos tomemos en nuestras manos ese Mensaje, EL SACERDOTE QUE QUEREMOS, y lo hagamos objeto de nuestra reflexión y meditación. Los frutos serán abundantes.


1. La Caridad Pastoral, es el elemento que da unidad y sentido a toda nuestra actividad, entrega y acción pastoral. Así expresaba esta verdad el Papa Juan Pablo II: “El principio interior, la virtud que anima y guía la vida espiritual del Presbítero en cuanto configurado con Cristo Cabeza y Pastor, es la Caridad Pastoral, participación de la misma Caridad Pastoral de Jesucristo… Esta misma Caridad Pastoral constituye el principio interior y dinámico, capaz de unificar las múltiples y diversas actividades del Sacerdote” (P.D.V. 23).


El Ministerio Sacerdotal es un “Oficio de Amor”, según la conocida frase de San Agustín. “El Sacerdocio es el Amor del Corazón de Jesús” solía repetir el Santo Cura de Ars. Esta expresión no es una metáfora; participamos, por Gracia, del Amor de Cristo, nuestro Modelo es Cristo, en nuestro Ministerio debemos transparentar los Sentimientos y Actitudes de Cristo Buen Pastor. En las lecturas de esta Solemnidad hemos oído que el Buen Pastor da la vida por las ovejas, se preocupa por la oveja perdida, hoy diríamos por “los alejados”, conoce cada oveja porque es cercano a ellas.


El Sacerdote debe tener entrañas de Amor y Misericordia. El Sacerdote se sabe amado y por eso ama. “La puerta está abierta, pero más el corazón”, escribió un Párroco en la puerta de su oficina.



Se hace la siguiente comparación. El río Jordán, en su curso, forma dos mares: el mar de Galilea y el mar Muerto. El primero rebosa de vida y de peces; el segundo es literalmente un mar Muerto. ¿La razón? El mar de Galilea recibe las aguas del Jordán, pero no las retiene sólo para sí, sino que las deja fluir: deja que el río vuelva a seguir su curso para regar todo el valle. El mar Muerto no tiene desaguaderos, se guarda para sí las aguas del río y está muerto. A nosotros, Sacerdotes, nos toca elegir si queremos ser, en la vida, un mar de Galilea o un mar Muerto. En otras palabras; si amamos y nos damos a los demás o nos encerramos en nuestro egoísmo.


2. Pero, ¿cómo alimentar la Caridad Pastoral? Con la Oración.


San Alfonso María de Ligorio afirma que: “lo que une y estrecha el alma con Dios es el Amor; pero el horno en que este Amor divino se inflama es la Oración o Meditación.


A este respecto enseña el Cura de Ars: “La Oración es la mejor arma que tenemos: es la llave que abre el corazón del Buen Dios. Debemos hablarle a Jesús, no sólo con los labios, sino con el corazón. Si mucho ayuda al Sacerdote hacer el bien, más ayuda su vida de Oración, fuente de un maravilloso apostolado”.


“El mejor regalo para un Sacerdote es la Oración, y el mejor regalo de un Sacerdote es la Oración”.


El Papa Benedicto XVI nos confirma esto diciendo:


“Debemos convencernos de que los momentos de Oración son los más importantes en la vida del Sacerdote, los momentos en que actúa con más eficacia la Gracia divina, dando fecundidad a su Ministerio. Orar es el primer servicio que es preciso prestar a la comunidad. Por eso, los momentos de Oración deben tener una verdadera prioridad en nuestra vida”.


VI. Agradecimiento.


Es de bien nacidos ser agradecidos. Quiero expresar mis más sentidas palabras para agradecer a la Vicaría Episcopal para la Vida del Clero, guiada por el Padre Eliécer Figueroa Quesada, por el extraordinario trabajo realizado durante este Año Sacerdotal.


El elenco o memoria de actividades que me entregó el Padre Eliécer supera lo que, en un primer momento, habíamos esperado.


El Eco Católico y Radio Fides programaron actividades de un gran impacto en los fieles. Los miembros de la Vida Consagrada y la Pastoral Juvenil hicieron Horas Santas en la Catedral Metropolitana. Las actividades que asumieron algunas Vicarías Foráneas y Parroquias motivaron fuertemente al Pueblo de Dios. Hoy un numeroso grupo de Catequistas nos acompañan junto a otros fieles. Nos consuela y llena de fortaleza ese sinnúmero de Oraciones, por los Sacerdotes, que han llegado hasta el Trono de Dios. Es necesario que sigan fluyendo esas Plegarias.


Es mucho el esfuerzo y abundante la semilla que se ha depositado en el surco abierto, en la Arquidiócesis, durante el Año Sacerdotal. Oremos los unos por los otros; demos gracias a Cristo que nos ha elegido, llamado y consagrado para que, siguiendo los pasos de Jesús el Buen Pastor, cada día sean más abundantes los frutos de Santidad de nuestro Presbiterio.


San Juan María Vianney, ruega por nosotros.

San José, ruega por nosotros.

Nuestra Señora de los Ángeles, ruega por nosotros.

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confiamos.


Fuente:

http://www.arquisanjose.org/ver2/index.php?sec=informativo.php&sec3=&id=1598