Viernes 24 de Diciembre del 2010, Año Santo Jubilar Mariano
MENSAJE DE MONS. ÁNGEL
SAN CASIMIRO - NAVIDAD 2011
El ambiente Navideño y la Navidad auténtica
Diciembre 2010
Hay películas, sobretodo Americanas, de las que las cadenas de televisión ponen en estos días, en que siempre se alude en un determinado momento a qué “es Navidad y al Espíritu de Navidad”. He de confesar que nunca he adivinado del todo a qué se refiere esa expresión en concreto. Supongo que se pretende recordar que en esos días ha de reinar la Paz, la Concordia, la Reconciliación, la Generosidad, etc. Uno puede preguntarse por qué han de reinar esos Sentimientos especialmente en esos días y no en otros del año. No se puede estar alegre o generoso simplemente porque sí, porque “toca”. De ahí que paradójicamente cada vez hay más personas que se deprimen especialmente en estos días Navideños. Si no se encuentra el sentido profundo, sino se responde al porqué más interior, acabaremos perdiendo la sustancia de la Navidad.
En nuestro ambiente corremos el peligro de que la Navidad quede reducida a lo que podríamos denominar “ambiente Navideño”: luces en las calles, intercambio de felicitaciones y de regalos, comidas familiares y algún detalle de solidaridad con los pobres. Y, a la vez, un consumismo que nos envuelve y nos derrota. La filosofía consumista intenta convencernos de que cuanto más consumamos, más felices somos. La sociedad de consumo se caracteriza por la provocación de necesidades falsas cuya satisfacción, en el fondo, es incalculable. Por desgracia, quizás sea esta la época del año en que se da un mayor consumo por parte de todos. Por eso urge volver la vista a lo esencial.
¿Qué celebramos? Celebramos el Nacimiento de Jesucristo, que se hace Hombre, que entra voluntariamente en la Historia humana para compartir nuestra Vida. Jesucristo ha asumido una Naturaleza Humana y nos ofrece la Plenitud de la Vida. Jesucristo es la Vida que brilla y que ilumina al mundo con su Luz. Un año más contemplamos el Nacimiento del Niño-Dios, que es motivo de Alegría y Esperanza. El Hijo de Dios se hace Hombre para compartir nuestra Vida y para elevar a los hombres a la categoría de hijos adoptivos de Dios. Alegría y Esperanza tan profundas, tan intensas, que nadie nos puede arrebatar, que no pueden ser apagadas por las penas o dificultades.
Pero es Éste un Misterio que requiere silencio, Oración, recogimiento, contemplación. No puede pasar un año más la Navidad en medio de las prisas y el jolgorio sin que nos detengamos a pensar, a profundizar en el Misterio. No podemos dilapidar así el tiempo que Dios nos da, un tesoro precioso que hemos de hacer rendir al máximo. Navidad es la Fiesta del Amor. Es la Fiesta del Amor de Dios recibido y compartido por nosotros, sus hijos. Por eso es la Fiesta de la Reconciliación y de la Paz.
Dios ha salido al encuentro del ser humano. Dejemos que Su Luz entre hasta el fondo de nuestra Vida. Vayamos al encuentro del Señor que viene a salvarnos y vayamos al encuentro de nuestros hermanos con un mensaje de Paz, de Amor, de Alegría y de Esperanza.
Esto es lo que pido al Señor para todos y todas y con estas palabras quiero felicitarles en esta Navidad 2010.
Una felicitación que deseo hacer llegar a todos los hermanos y hermanas de nuestra querida Diócesis de Alajuela, a los hermanos y hermanas Cristianas de otras Confesiones Religiosas, a todos los hombre y mujeres, sean o no creyentes.
Viernes 24 de Diciembre del 2010, Año Santo Jubilar Mariano
Carta del Obispo de Sigüenza-Guadalajara
ante la Navidad 2010
Escrito por Redactora
Sábado, 11 de Diciembre de 2010
Monseñor José Sánchez González es el Obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara.
Queridos diocesanos: Ante el gran Acontecimiento de la Venida del Hijo de Dios al mundo, encarnado en las Entrañas de la Virgen María y nacido para nuestra Salvación y Redención, os invito a todos a prepararos espiritualmente para recibir al Señor que viene. Es Jesús, que significa Salvador. Es Enmanuel, que quiere decir “Dios con nosotros”.
Si Jesús viene a salvarnos, dejémonos salvar por Él, abandonando todo aquello que es incompatible con su Presencia en nosotros, lo que se denomina obras de las tinieblas, y dejémonos inundar por la Luz que emana del Niño de Belén, la Luz que es Él mismo. Si Dios encarnado y nacido como uno de nosotros se llama “Dios con nosotros”, hagámosle sitio en nuestro mundo, en nuestros ambientes, en nuestra propia Vida.
Sería una contradicción y, efectivamente, se está dando en parte, en nuestro mundo, celebrar el Nacimiento de Jesús y vivir como si Dios no existiera; mantener las apariencias y los signos, lugares y tiempos Cristianos y, por otra parte, intentar desterrar a Dios de la Historia, de los acontecimientos, de la cultura y de la Vida.
El conocimiento, la acogida y la aceptación de la Presencia de Dios en el mundo y en nuestra Vida tienen sólo efectos beneficiosos. De la Fe en el Dios de Jesucristo, y en su Hijo, Nuestro Señor y Salvador, de su seguimiento personal, de la identificación con su Persona y con su Causa o su Misión sólo pueden derivarse Bienes para las personas, para la sociedad y para la propia naturaleza. Más aún, la liberación de los grandes males que permanentemente nos acechan, que son la muerte, con su carga negativa de temor, y el pecado, que está en la raíz de todos los males, sólo puede venirnos de la acogida por la Fe y del seguimiento de Nuestro Salvador y Redentor, que es el Camino, la Verdad y la Vida.
La Experiencia de la Navidad vivida desde la Fe en la acogida del Hijo de Dios que viene a salvarnos y del Encuentro personal con Él, celebrado en la preciosa Liturgia de estos días, en los Sacramentos, en la Oración y en el cultivo de la Palabra, sobre todo si compartimos con los hermanos en la Fe, nos hará mejores ante Dios y para los demás. Tendremos tiempo para la familia, para los amigos, para los pobres y enfermos, para el cuidado de nuestras personas y de los demás, para el disfrute de la naturaleza, para el merecido descanso.
Irradiaremos lo que llevamos dentro. La Gratitud, la Alegría, el Gozo y la Felicidad por el Encuentro con Dios nos transformarán en mensajeros y testigos de la verdadera Alegría, Gozo y Felicidad para los demás. Podremos decir a todos con Verdad: ¡FELIZ NAVIDAD!
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