Autor: P. Mariano de Blas LC – Fuente: Catholic.net
Cristo no quedó en la Cruz, ni quedó en un sepulcro, al tercer Día resucitó, venciendo a la muerte para siempre. Pero Él quisiera que los hombres, todos, por quienes dio su Vida, vivieran eternamente como resucitados.
¿ Qué significa morir ?, ¿ Qué significa resucitar ?. Hoy lo voy a explicar mediante una carta de una muchacha que resucitó espiritualmente en uno de esos Retiros o Ejercicios Espirituales que se suelen hacer durante la Cuaresma. Aquí la tenemos:
"Al salir de aquí, me voy con una profunda paz espiritual, cosa que realmente me hacía falta, creo que será inolvidable esta experiencia pues Dios me llegó en el preciso momento y he vuelto a creer en Él. Doy gracias a Dios porque es Bueno y Misericordioso, porque he aprendido en dos días, lo que no había podido aprender en 17 años de vida que tengo. Espero no volver a ser la niña que era antes y creo haberlo logrado. Doy gracias al Señor porque me ha hecho ver que estaba en la basura, y me ha dado la mano y ayudado a levantar y volver a empezar a vivir. Comenzaré una nueva vida, yo se qué me va a costar, me voy a tropezar con miles de obstáculos, me voy a enfrentar nuevamente a un ambiente horrible, pero lucharé por salir a flote. Me siento feliz de haber vuelto a creer, de estar al comienzo del buen camino nuevamente".
La otra carta comienza así: "Antes de ir a aquel Retiro, mi vida era horrible, la estaba llevando en tal forma que era en verdad de dar tristeza. Era una niña con sólo 16 años, y ya sin alegrías ni ilusiones, ya decepcionada de la vida. Pero era obvio, llegó el día en que me sentí asqueada de todo y empecé a sentir un vacío enorme. Algo me hacÍa falta. Pensé que ese vacío lo llenarían mis amigas, las fiestas, conocer niños nuevos. Acababa de terminar con mi novio. Y así lo hice: salía mucho, conocí miles de niños, pero yo, seguía igual. Antes los estudios me llenaban bastante, pero en esos momentos ni el estudio llenó aquel vacío tan horrible. Era desesperante, nada me gustaba. Llego el día en que Dios me llegó directamente, porque decir que nunca me había buscado, sería una mentira. Me insistió y mucho, pero yo preferí vivir mi vida sin ÉL. Pero como decía, me habló, me hizo ver directamente que ahora tenía de nuevo los dos mismos caminos que antes ya había tenido: con Él o sin Él. Obviamente esta vez lo escogí a Él. Fui a hablar con el Padre que dirigía el Retiro, y después de insistirle mucho, me dejó ir. Fue el día de mi cumpleaños, es por eso que yo digo que nací a los 17 años. ¡ Que día !, increíble, volví a nacer, pero con la conciencia de que tenía mucho que hacer. Y así empezó mi cielo, que hasta ahora sigo viviendo y nadie ha podido convertirlo en un infierno. Es algo maravilloso, porque desde que fui todo es diferente. Cristo me ha dado un ideal por el cual vivir. Antes estudiaba por un MB, ahora estudio por Él; antes me reía pero por tonterías, ahora porque sé que cuento con Él; antes era una niña responsable pero sólo ante mí misma, ahora lo soy ante Dios, ante los demás, ante Cristo. Antes lloraba y ahora también lloro; antes por falta de Cristo y ahora porque lo adoro, es decir, de felicidad. Claro, he tenido problemas, pero con Cristo todo lo he podido solucionar. Ahora hasta los problemas los veo como una bendición, porque he aprendido a exigirme. No sé cómo explicarme, sólo me sale decir que es extraordinario: para mí Dios lo es todo, y si a mí me dijeran déjalo, preferiría morirme en ese momento, ya que sin Él me perdería, no sabría qué hacer, perdería a Cristo y mi felicidad. ¿ Por quién lucharía entonces ?, ¿ por mí ?, ¿ para qué?”.
Esta es una de las lecciones más grandes que he recibido de alguien. Verdaderamente me estremecí por ser esta chica una adolescente, de la cual según los adultos creemos que no saben lo que quieren.
Resucitar espiritualmente es algo tan real como la alegría de vivir, de ser feliz como un niño. Es tener una razón para existir, para sufrir, para amar eternamente.
El Padre toma la iniciativa para que tengas vida abundante, vida para dar y tomar, vida solidaria y cercana a todos. ¡ Cristo ha resucitado ! ¡ Aleluya ! Cristo entra revestido de belleza. En sus Labios se derrama la Gracia. Su Alegría llena la tierra. La vida, herida por la muerte, siente la sacudida de la Vida y se levanta alborozada. María, con toda la Iglesia, le da la bienvenida más gozosa.
La muerte se aparta para dejar paso a la Vida. La Vida ya no muere más: “Muriendo destruyó la muerte y resucitando restauró la vida”. En el Rostro de Cristo puedes contemplar la Alegría definitiva. ¡ Cuán dulce es su Presencia ! ¡ Cristo es la Fuente que colma de alegría tu corazón !
“¡ Oh Cristo, cómo nos alegramos por el don inefable que nos regalas esta noche ! El Misterio de tu Muerte y de tu Resurrección se infunde en el Agua Bautismal que acoge al hombre viejo y carnal, y lo hace puro con la misma juventud divina” (Juan Pablo II).
Es Domingo, el día que ha hecho el Señor para que la comunidad se alegre. Regocíjate y llénate de alegría. En el Gloria, que cantan todas las voces, se desvela el esplendor de tu destino: formar una humanidad nueva, redimida por Cristo, Muerto y Resucitado por ti y por todos.
La Luz de Jesús Resucitado penetra por todos los escondrijos, donde la vida se había escondido por el miedo. La Voz de Jesús estremece la creación entera y llama con Fuerza invencible a la utopía de lo nuevo de Dios, a creer en los paisajes que todavía no existen. La Presencia Resucitada de Jesús impulsa definitivamente los caminos del Reino, para que el mundo sea de verdad la tierra de todos, y el pan sea el pan nuestro, y la esperanza sea el arco iris con que se visten los pueblos de la tierra.
Lo nunca visto: pueblos de todas las razas y culturas se dan la mano para danzar, en rueda, cantando. La comunidad de pueblos, que mana del Espíritu, encuentra sus fuentes en Cristo Resucitado. La última palabra no la tienen ni la muerte ni el llanto, todo eso ha pasado; la última palabra la tiene el Espíritu, que es la Alegría. Tienes derecho a la alegría. La alegría es el distintivo de los cristianos. ¡ Aleluya ! ¡ Cristo ha resucitado ! ¡ Está vivo nuestro Amor ! ¡ Está viva nuestra Esperanza !
Desde la propia identidad restaurada, puedes ser solidario, porque la alegría siempre es solidaria, y no es del todo alegría si no están todos en la fiesta.
Desde el gozo, puedes hacerte cargo de vidas que antes no te decían nada. Desde la comunión puedes caminar, junto con todos, hacia la nueva Civilización del Amor, donde se intercambian los dones en una eucaristía común. Desde la experiencia de la Vida, puedes cuidar toda vida y continuar realizando en la tierra los Gestos Compasivos de Jesús.
El Espíritu anima tu vida para siempre. Pone en tus labios y en tu corazón el Nombre de Jesús. Grita en ti a cada paso el Nombre de Abbá; te enseña a llamar hermano, hermana, amigo, amiga, a todos los habitantes de la tierra.
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