Texto de Mons. Enrique Díaz Díaz sobre
la Festividad de San Pedro y San Pablo
Miércoles 30 de Junio del Año del Señor 2010
29 de Junio de 2010, Evangelio del día,
San Pedro y San Pablo Apóstoles
Escrito por Mons. Enrique Díaz Díaz
Lunes, 28 de Junio de 2010 19:50
Hechos 12,1-11
“Ahora sí estoy seguro de que el Señor envió a su Ángel, para librarme de las manos de Herodes”.
Salmo 33
“El Señor me libró de todos mis temores”.
2 Timoteo 4,6-8.17-18
“Ahora sólo espero la corona merecida”.
San Mateo 16,13-19
“Tú eres Pedro y yo te daré las llaves del Reino de los Cielos”.
Pedro y Pablo son dos grandes Apóstoles y modelo para todos nosotros de cómo se debe predicar la Palabra, de cómo se deben correr todos los riesgos, de cómo a tiempo y a destiempo se debe anunciar el Evangelio. Sin embargo en el inicio de estos dos grandes hombres está una misma base: el encuentro con el Señor Jesús. A Pablo la pregunta fuerte que le hace es: “¿Por qué me persigues?” y Pablo hubiera podido decir que no es a Cristo a quien persigue, sino a unos fanáticos que quieren acabar con la tradición de sus padres. Sin embargo Pablo es capaz de reconocer y de descubrir a Jesús, de bajarse del caballo de su orgullo y de abrir su corazón para encontrarse con Jesús. También Pedro, aunque hace una bella confesión, tiene que descubrir realmente quién es Jesús, adecuar sus pensamientos y sus ideas con un Mesías completamente diferente al que él soñaba. Los dos dejan a un lado sus propias intenciones para poder encontrarse con Jesús. A Pedro antes de encomendar su Misión todavía lo cuestiona sobre la verdad de su Amor. Y Pedro humildemente le responde que Él lo sabe todo, que sabe que lo ama. Pablo entiende toda su vida como un seguimiento de Jesús, a tal grado que dice que para él la Vida es Cristo y todo lo demás es basura. Me impresionan estos dos grandes hombres, no sólo por las Actividades y los Milagros que realizaron, no tanto por el Evangelio que incansablemente predicaron, sino sobre todo por esa entrega que hacen de sus personas, sin condiciones, a Jesús. El encontrarse con Jesús les cambia la Vida. Hoy también nosotros podemos tener un verdadero encuentro con Jesús. No nos opongamos. Es cierto que tenemos que modificar muchas de nuestras intenciones, muchas de nuestras prioridades, que tenemos que bajarnos del caballo de nuestro orgullo, pero el encuentro con Jesús cambia todo, cambia completamente nuestra Vida.
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