Mi querido Sacerdocio Real: ¡defendamos siempre a
nuestro amadísimo Santo Padre Benedicto XVI
y a nuestra Santa Madre la Iglesia Católica!
Viernes 26 de Noviembre del 2010, Año Santo Jubilar Mariano
Mi querido Sacerdocio Real: ¡Paz y Bien! Hoy debo tratar dos asuntos urgentes con Ustedes, empezando con la publicación este Martes en el Vaticano del Libro “Luz del mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos”, que como todos sabemos, fue aprovechada por algunos medios de comunicación malintencionados para confundir a las personas –inclusive Católicas– y lo que es más grave aún, para alejarlas de Dios. Es aquí cuando me alegra infinitamente el saber que a nosotros nada ni nadie puede alejarnos de Dios, de Su Amor “manifestado en el Mesías Jesús Señor Nuestro” (cf. Romanos 8: 35-39). Así las cosas, me hace muy feliz también pensar que Ustedes ya han salido o van a salir en defensa del Sumo Pontífice y de la Santa Madre Iglesia, como buenos Católicos que son y con la Fuerza del Señor (cf. Zacarías 10, 12 y Salmo 71,6).
En apenas unos días, los medios de comunicación han levantado toda una polémica de sobra perversa y desatinada acerca de las magistrales Enseñanzas de nuestro Santo Padre Benedicto XVI contenidas en el nuevo Libro cuyo Título, por cierto, alude a que la Iglesia debe ser justamente “Luz del mundo”. Dichas Enseñanzas se adhieren fielmente a la Palabra de Dios y al Magisterio de la Iglesia, adhesión que ha sido una continua y notable característica en el Pontificado de Benedicto XVI, como cuando él se refiere en el Libro a la “humanización de la sexualidad” que concuerda con lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “La sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana, en la unidad de su cuerpo y de su alma. Concierne particularmente a la afectividad, a la capacidad de amar y de procrear y, de manera más general, a la aptitud para establecer vínculos de comunión con otro” (Nº 2332).
Ahora bien, querido Pueblo de Dios, debemos tener muy claro que en el Libro “Luz del mundo” el Santo Padre NO ha aprobado el uso de los preservativos –como lo han afirmado perniciosamente los medios– ni tampoco ha cambiado la posición de la Iglesia respecto a este tema y al del sida. El Sucesor de Pedro, con un lenguaje familiar y genuino, tan sólo reitera en el Libro lo que él ya había dicho en una Entrevista que concedió a los Reporteros durante el vuelo a África el 17 de Marzo del 2009, y cito textualmente:
«Pregunta: Santidad, entre los muchos males que afligen a África, destaca el de la difusión del sida. La postura de la Iglesia Católica sobre el modo de luchar contra él a menudo no se considera realista ni eficaz. ¿Afrontará este tema durante el Viaje? (Philippe Visseyrias de France 2).
Respuesta: Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el sida es precisamente la Iglesia Católica, con sus Movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la Comunidad de San Egidio que hace mucho, visible e invisiblemente, en la lucha contra el sida, en los Camilos, en tantas otras cosas, en todas las Religiosas que están al servicio de los enfermos... Diría que no se puede superar este problema del sida sólo con dinero, aunque éste sea necesario; pero si no hay alma, si los Africanos no ayudan (comprometiendo la responsabilidad personal), no se puede solucionar este flagelo distribuyendo preservativos; al contrario, aumentan el problema. La solución sólo puede ser doble: la primera, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que conlleve una nueva forma de comportarse el uno con el otro; y la segunda, una verdadera amistad también y sobre todo con las personas que sufren; una disponibilidad, aún a costa de sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Éstos son los factores que ayudan y que traen progresos visibles.
Por tanto, yo diría que nuestras dos fuerzas son éstas: renovar al hombre interiormente, darle fuerza espiritual y humana para un comportamiento correcto con respecto a su propio cuerpo y al de los demás, y esa capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer presente en las situaciones de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y la Iglesia hace esto; así da una contribución muy grande e importante. Damos las gracias a todos los que lo hacen».
Entonces, queridísimos amigos míos, conocedores de las múltiples Virtudes del Vicario de Cristo Benedicto XVI y de la Santa Madre Iglesia, ni los medios de comunicación pueden confundirnos, porque el Señor está con nosotros, nos encomendamos a Él y le alabamos siempre (cf. Jeremías 20, 11-13), y a Él mismo también confiamos nuestra Fe. “Que por la Fe resida el Mesías en vuestro corazón, que estéis arraigados y cimentados en el Amor, de modo que logréis comprender, junto con todos los consagrados, la anchura y longitud y altura y profundidad, y conocer el Amor del Mesías, que supera todo conocimiento. Así os llenaréis del todo de la Plenitud de Dios. Él que, actuando eficazmente en nosotros, puede realizar muchísimo más de lo que pedimos o pensamos, reciba de la Iglesia y del Mesías Jesús la Gloria en todas las generaciones por los siglos de los siglos. Amén” (Efesios 3, 17-21).
Por hoy publico dos Noticias aclaratorias que nos ayudarán a comprender mejor el Libro “Luz del mundo”, y a continuación, paso al otro asunto urgente que nos ocupa: ¡la Gran Vigilia por la Vida convocada por el Siervo de los siervos de Dios Benedicto XVI para mañana, Día de la Virgencita de la Medalla Milagrosa! Gracias a Dios, miles de Parroquias alrededor del mundo ya están organizadas para celebrar la Vigilia, y sin embargo, he creído necesario publicarles un Artículo de Caholic.net con información muy valiosa acerca de esta bellísima Actividad, por si desean transmitirla sobre todo a sus Sacerdotes. ¡De momento los animo a que participen en la Vigilia con mucho Amor y Devoción, y al mismo tiempo, a que inviten a otros a participar! ¡Y ahora los dejo, mis amigos tan queridos, deseándoles días llenos de Santidad en Jesucristo Nuestro Señor y en María Nuestra Madre!, Irene
Fuentes:
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¡ Que Dios y María Santísima te Bendigan hoy y siempre !