Preciosa Homilía de Mons. José Francisco Ulloa R.,
Obispo de Cartago, Costa Rica, en la Apertura
del Año Santo Jubilar Mariano
Sábado 9 de Octubre del 2010, Año Santo Jubilar Mariano
Apertura del Año Santo Jubilar Mariano
375 años del Hallazgo de la venerada
Imagen de Nuestra Señora de los Ángeles
Homilía
18-07-10
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu Tienda? El que procede honradamente y practica la Justicia, el que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, rezábamos en el Salmo Responsorial.
Hoy reunidos en este Santuario Nacional, emocionados por los 375 años del Hallazgo de la Imagen tan venerada y querida por todos nosotros, la miramos y proclamamos: Señor ¿Quién puede entrar en tu Templo? Y respondemos: quien conozca y ame a tu Hijo Jesucristo, quien te tenga y te ame como Madre de Dios y Madre nuestra, quien tenga un corazón contrito y confiado, quien busque imitarte y ser discípulo fiel de Jesucristo para llevar Esperanza y Amor por todas partes.
Queridos hermanos y hermanas: el Patriarca Abraham, nuestro Padre en la Fe, recibió la Visita Misteriosa de Dios a través de tres Personajes que llegaron a su tienda y se preocupó para recibirlos, acogerlos de la mejor manera. Desde que llegan está siempre en pie en actitud de servicio y disponibilidad. Así nos narra la Primera Lectura del Génesis.
También Dios nos ha visitado y nos ha abierto la Puerta del Cielo, como Abraham debemos abrir nuestro corazón para acogerlo. Dios visita hoy a nuestra Iglesia para atraerla más hacia Sí y hacerla más Santa, por medio de su Madre María. La Iglesia, celebra el Amor fiel de Dios hacia Ella manifestado en la Presencia de Nuestra Señora de los Ángeles desde aquel 2 de Agosto de 1635, en que se encontró de forma Milagrosa la Imagen de la Virgen María que ha sido el Alma Religiosa de nuestro pueblo.
María y Marta, dos mujeres que nos presenta el Evangelio de Lucas: María, como fiel discípula sentada a los Pies de Jesús el Maestro a la escucha de Su Palabra, y Marta preocupada por el trabajo de la casa para ofrecer una digna acogida a Jesús. María adora a Jesús postrada a Sus Pies, Marta sirve a Jesús, con Amor y Generosidad. Dos actitudes que se nos piden al iniciar este Año Jubilar, porque Nuestra Señora las vivió plenamente. Ella escuchó la Palabra de Dios con Atención y respondió con Fidelidad y toda Su Vida fue un Servicio generoso a la humanidad. Vivamos aquel Lema que leí una vez en el umbral de una Iglesia: “entramos para adorar y salimos para servir”. Lo mismo podemos decir después de inaugurar la Puerta Santa, pasamos por Ella para encontrarnos con nuestra Madre que nos lleva a adorar a Jesús Presente de Manera Especial en la Eucaristía y salimos enviados a servir a nuestros hermanos, a construir una sociedad más fraterna y más solidaria. Pasamos por la Puerta Santa para ser Misioneros de la Vida, del matrimonio entre varón y mujer como está en el Plan de Dios, y de la familia al Estilo de la Familia de Nazaret.
Salimos del Santuario con los dos Amores que nos han acompañado desde los primeros tiempos de la Evangelización: el Amor entrañable a Jesús Sacramentado y el Amor tierno a la Virgen María, dos Pilares de nuestra Fe, que nos deben llevar a anunciar con valentía el Evangelio de Jesús. Hoy más que nunca debemos sentirnos eternamente agradecidos por haber nacido en esta tierra y haber recibido la preciosa Herencia de Valores humanos y Cristianos. Nuestra Iglesia Diocesana con apenas cinco años de caminar como Iglesia Particular, cuando el Papa Benedicto XVI la declaró Diócesis el 24 de Mayo de 2005, también celebra el Amor Fiel de Dios hacia Ella durante el quinquenio.
El Año Santo Jubilar es un Tiempo de Gracia y Bendición que la Iglesia nos ofrece para acercarnos más al Señor. Esta Experiencia de Dios ha de producir en nosotros abundantes Frutos de Conversión personal y comunitaria, (...) acrecentar nuestro Compromiso Cristiano y ayudarnos a ser mejores discípulos Misioneros de Jesucristo Camino, Verdad y Vida.
Este Jubileo nos presenta la gran oportunidad para Rezar más y dejar que el Espíritu Santo afiance nuestro Encuentro con Jesús.
La Puerta del Jubileo que hemos abierto simbólicamente en la Basílica, es una oportunidad extraordinaria para que nos reconciliemos con Dios y con los hermanos. Yo soy la Puerta. El que entra por Mí se salvará, dijo Jesús. Él es la Puerta que se abre para hacernos sentir la misericordiosa Ternura de Dios. Atravesemos esa Puerta de la Mano de María, “Puerta del Cielo”, siempre abierta, y dejémonos alcanzar por el Amor indulgente y generoso que Dios tiene reservado para nosotros. Ese Perdón generoso y abundante se nos ofrece a través de las Indulgencias. Por medio de la Indulgencia, Dios nos libera de las consecuencias negativas que dejó (...) nuestra Vida y nos une más íntimamente a Cristo; esa Amistad con Jesús nos da un corazón puro, humilde y prudente; nos hace más compasivos ante el dolor humano y nos acerca a los Pobres y a los Pequeños; y sobre todo, nos fortalece para el Amor servicial hasta el don de la propia Vida. Gracias a este maravilloso Misterio de comunión, que existe entre todos los que creemos en Cristo, podemos aplicar las Indulgencias también a nuestros Difuntos y ayudarles a alcanzar la plena Felicidad en el Cielo. El Santo Padre nos concedió la Gracia de otorgar la Indulgencia Plenaria con la Bendición al finalizar esta Santa Misa. Además, las Indulgencias se podrán obtener durante todo el Año Jubilar en diversas circunstancias.
Quien se reconcilia con Dios y con el prójimo recobra la Paz y la Alegría, que nos vienen de Él y que se reciben por contacto, por cercanía. El Jubileo es también Puerta que se abre a la Misión. El verdadero Jubileo se convierte así en Servicio al prójimo, en cercanía y Respeto hacia todos. El Jubileo es un Tiempo en que Dios está más cerca de su pueblo y nosotros más sensibles a Su Presencia. Es un Tiempo propicio para Rezar más y dejar que el Espíritu, como lo hizo la Virgen María, afiance el Encuentro con Jesús. Padres, hereden a sus hijos lo que nuestros Padres y Abuelos nos regalaron: el Amor a Jesús Eucaristía y el Amor a la Virgen María.
Durante este Año Santo Jubilar, queremos vivir las Peregrinaciones en toda su Intensidad Espiritual. Peregrinar nos hace más semejantes a Dios, que en Cristo se hizo Peregrino por Amor a nosotros invitando a todos a que lo sigan.
Como peregrinos de la Virgen, les recuerdo que este Santuario es un Lugar que simboliza la Vocación Eterna del ser humano, aquí se revela en todo su esplendor la Dignidad y la Belleza de la condición humana cuando se abre a Dios y se deja tocar por Él. Peregrinar nos recuerda que la Vida es pasajera, que los bienes materiales sirven sólo en cuanto nos ayudan a ser más personas y más amigos con todos.
La Gracia de este Año Santo Jubilar se manifiesta como un renovado Llamado hacia la Santidad, que el Espíritu quiere imprimir en nuestra Iglesia Diocesana y nacional. Esa es su Vocación y la de cada uno de sus hijos. De los que creen y viven en Cristo se espera un testimonio creíble de Santidad y Compromiso Apostólico. Que la Celebración del Jubileo despierte aún más esos profundos anhelos de ser Santos, hombres y mujeres que se reconozcan por el testimonio valiente de su Fe, por vivir alegres en la Esperanza y generosos en la Caridad. Sintamos en lo más íntimo de nuestro corazón la Realidad hermosa de nuestra Iglesia y la Felicidad de pertenecer a ella.
María, la Reina de los Ángeles, que hace 375 fue hallada en este preciso Lugar, nos invita a seguir siendo fieles a la Fe en Su Hijo Jesucristo, como lo fueron nuestros antepasados testigos fieles del Evangelio y de la Iglesia que tanto amaron. No olvidemos que Cartago y todo Costa Rica ha vivido desde el principio de su Historia bajo la siempre Protección de Nuestra Señora de los Ángeles.
REINA DE LOS ÁNGELES PROTEGE Y
ACOMPAÑA SIEMPRE A COSTA RICA.
Mons. José Francisco Ulloa Rojas
Obispo de Cartago
Fuente:
http://www.santuarionacional.org/web/index.php?view=article&catid=59%3Anovena-2010&id=413%3Aapertura-del-ano-santo-jubilar-mariano&option=com_content&Itemid=92
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¡ Que Dios y María Santísima te Bendigan hoy y siempre !