“Misa y Amor al mundo”: Artículo muy
significativo y hermoso escrito por el
Padre Mauricio Víquez de Costa Rica
Jueves 30 de Septiembre del 2010, Año Santo Jubilar Mariano
Nos Ven: Misa y amor al mundo
Costa Rica, 15/08/2010 (Eco Católico)
Mauricio Víquez L.
Presbítero
Curiosamente y desde muy joven, una de las cosas que me quedó muy claro fue el Tema de la Centralidad de la Eucaristía en la Vida de un Cristiano. Otro dato es que si se desea cambiar el mundo hay que amarlo, como decía San Josemaría Escrivá, apasionadamente.
Dos cosas que, de paso, van de la mano. No hay duda. La experiencia de lo primero, tarde o temprano, llega a incidir en lo segundo. La experiencia general de la Iglesia lo demuestra y la de los Santos en particular también lo hace.
Recientemente, en esa doble dirección, me encontré en “Jesuitas” una Reflexión de Francisco Ruiz Pérez que se titulaba “La Misa en medio de la Vida”. Un Escrito lleno de interés acerca de cómo en una Comunidad de Consagrados dedicada a la Promoción y al Tema Educativo se podía vivir una Eucaristía en medio del quehacer diario. Desde el rebufo del despacho a la tranquilidad de la Celebración y ello en medio del sonido de la Vida cotidiana, de los teléfonos y de las voces de muchos en torno.
En algún momento José María Rodríguez agregaba en este espectro de onda otra cosa: el Valor de la Misa como Encuentro: con la Vida, con la Palabra, con personas. Una vez más se impone el Binomio que está compuesto de la Misa y la Vida de cada día.
Vivida la Misa de esta manera, ojalá diariamente, a pesar de que haya mucho por hacer o que alguien se empeñe en hacerte esa Práctica difícil, nos encontraremos ante un motor de Amor vivido y dado que, sin duda alguna, incidirá en nuestra manera de leer la realidad que nos rodea un día sí y otro también.
Entrevistada por Aceprensa, decía Jutta Burggraf que la mejor manera de influir en el mundo de hoy es, justamente, mediante el Amor. Y si las cosas son así, la vivencia frecuente de la Eucaristía tendrá que hacernos más capaces de esa influencia y, por supuesto, de una Fe más acogedora, menos dada a juzgar y, además, lanzada al camino de entender, animar y evitar conflictos que, con demasiada frecuencia, parecen más y más innecesarios.
Vivir el Partir el Pan en un contexto vital y real. Además, descubrir cuánto tiene de impactante el Binomio Misa-Vida. Y, por supuesto, percibir cómo la Eucaristía anima a vivir el Amor apasionado por el mundo. Todos estos ingredientes son rotundamente fundamentales hoy día y tenemos que animarnos a ponerlos, de ordinario, juntos.
Viviendo todo esto y porque nos ven, a la de menos podamos comprender algún día un poco mejor la Cultura que nos rodea y, comencemos (¡como un poco de repente!) a hablar —como sugiere Martin Schlag— “más de lo positivo; comunicar la Belleza del Mensaje Cristiano en el ámbito social” (Aceprensa, 16-6-10). Esto, sin duda alguna, se puede hacer….ojalá que podamos y que podamos cuanto antes.
Cierro con una frase de Ruiz Pérez: “al final (…) se descubre la Eucaristía no como un momento ex-céntrico del día, sino como el mismísimo Centro de la Vida cotidiana, desde el que atraviesa su opacidad y desde el que la alimenta de Dios mismo” (Jesuitas, n.105, p.6).
Fuente:
«Vivida la Misa de esta manera, ojalá diariamente, a pesar de que haya mucho por hacer o que alguien se empeñe en hacerte esa Práctica difícil, nos encontraremos ante un motor de Amor vivido y dado que, sin duda alguna, incidirá en nuestra manera de leer la realidad que nos rodea un día sí y otro también» (Padre Mauricio Víquez L., 15-08-2010).
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