30/10/09

San Judas Tadeo, Siervo de Jesucristo


Viernes 30 de Octubre del 2009, Año Santo Sacerdotal

San Judas creyó siempre que su único objetivo en la vida era entregarse completamente al servicio de Jesucristo. Esa entrega total de sí mismo al Maestro, le mereció, como premio, la Corona del Martirio. Cuando San Judas se dirige a los fieles Cristianos, lo hace como a compañeros también llamados, amados y protegidos por Jesucristo. Ahora bien, cuando una persona es llamada o invitada puede serlo de tres maneras: a) para hacerse cargo de un puesto, de una responsabilidad, de una obligación; b) para asistir a una reunión, a una fiesta social; c) para dar cuenta de sí mismo, de sus acciones.

San Judas nos dice que él fue llamado para ser APÓSTOL, y que esto le llenó de contento y a la vez de responsabilidad, porque tenía muy en cuenta las palabras de Jesucristo: "A quien mucho se le da, se le pedirá cuenta de mucho". San Judas estuvo siempre dispuesto a dar cuenta de sí mismo.

Como San Judas, todos los Cristianos llamados a seguir a Jesucristo, junto con el gozo de ese llamamiento especial, tenemos también la gran responsabilidad de corresponder a tan sublime llamada y de estar dispuestos en todo momento a dar cuenta de los talentos o gracias que Dios nos ha dado.

A medida que aumenta el conocimiento del Amor de Dios hacia nosotros, así cambia también la psicología del Cristiano con respecto a su modo de corresponder a Dios, amándole más y más y sirviéndole mejor, no por temor, sino por amor. San Judas estaba muy compenetrado de esta doctrina. La mejor manera de mostrarnos Dios su Amor, fue que nos envió a su único Hijo y Salvador nuestro para redimirnos, prueba que convenció a San Judas de que Dios es nuestro Padre que desea que sus hijos participen de su Vida Divina lo mas íntimamente posible.

Al decirnos San Judas que el Cristiano es aquel a quien Cristo protege, nos da a entender que el Cristiano nunca está solo. Jesucristo, dice San Judas, está siempre vigilando a sus criaturas protegiéndolas cada vez que alguna preocupación, desesperación o desilusión los agobia en el quehacer diario.

Parece que San Judas se está refiriendo a sí mismo al dirigir su carta a todos los seguidores de Jesucristo "a los amados en Dios Padre, llamados y conservados en Cristo Jesús" (Epístola de San Judas 1).

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